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Tal vez esta riada era la definitiva. ¿Quién sabe si serían ellos los destinados a perecer con las últimas ruinas de la ciudad?... Las mujeres gritaban asustadas al ver las míseras callejuelas convertidas en acequias. ¡El pare San Bernat!... ¡Que traguen al pare San Bernat! Los hombres se miraban con inquietud. Nadie podía arreglar aquello como el glorioso patrón.

Y ya, puesto a describir, tras esta descripción hice la de todas las piezas reformadas, para que se tuviera una idea de la entonación general de la casa, mejora sencilla y no costosa, con relación a mi modo de ver y de vivir hasta allí, pero motivo de asombro y de estupefacción para Mari Pepa, que acabó por decirme encarándose conmigo: Pues no seré yo, señor don Marcelo, quien tache a los pudientes porque gasten su dinero en buscarse el regalo de la vida sin olvidarse al mismo tiempo de los pobres, como lo hace usté; pero tampoco de las que se traguen la tostá sin conocerla por el gusto... ¡Vaya, vaya!... Aquí hay más mira de lo que paez al primer golpe... porque todos estos perendengues y otros tales, antójanseme demasiado para un hombre solo... Y quiera Dios que yo acierte y que para bien sea y cuanto antes, señor don Marcelo... Pues también le digo que por alto que ella levante el copete, bien la ha de caber aquí... Vaya, vaya, que una reina puede vivir en tal palacio... ¡Jesús, Señor!... Conque mejor hoy que mañana, don Marcelo, que así como así, no está sobrante de gentonas de viso este pobre lugarón... ¡Pero qué tochadonas me atrevo a decirle a usté, Virgen la mi Madre!... ¿No verdá, don Marcelo, que sabrá perdonármelas?

Almorzó bien, recibía cuantos amigos llegaban á verle, y á todos les endilgaba la consabida historia: «Conformidad.... ¡Qué le hemos de hacer!... Está visto: lo mismo da que usted se vuelva santo, que se vuelva usted Judas, para el caso de que le escuchen y le tengan misericordia.... ¡Ah, misericordia!... Lindo anzuelo sin cebo para que se lo traguen los tontos

Por mi parte, sólo tengo una súplica que hacerles: habrá, tarde ó temprano, una guerra entre la Francia y su vecina del otro lado del Canal; nos odiamos demasiado; será menester reñir; que nosotros los traguemos ó que ellos nos traguen.