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Porque, ¿en qué consistían esos deberes si no era en divertirse en tiempo oportuno; en trocar visitas y saludos tan a menudo como era preciso; en dirigirse recíprocamente viejos cumplimientos con frases tradicionales; en dar bromas bien puestas a prueba para no ofender a nadie; en obligar, hospitalariamente, a los invitados a comer y a beber con exceso, en la casa del vecino, para demostrar que se apreciaban sus manjares?

Sobre este pueblo ha llovido en pocos años cuantas plagas son imaginables: crisis económicas que han reducido á polvo en una noche fortunas tradicionales; epidemias asoladoras que han diezmado las familias y cubierto de luto á la población.

Contáronme en Brujas que allí, como en Gante, los maestros y compañeros que componen las tradicionales corporaciones de artes, industrias y oficios, conservan muy curiosas costumbres respecto del modo de iniciacion ó admision de un nuevo miembro.

Veo de pronto á los genios despreciados por las muchedumbres que luego se apropiaron su gloria con un orgullo nacional; veo á todos los artistas que abren fuentes de idealismo para la turba grosera, é inmediatamente quedan expulsados de las márgenes de su obra; veo á los poetas de la acción que derriban muros tradicionales, y nunca son los primeros que entran por la brecha, pues los sobrepasan los hábiles que se ocultaban á sus espaldas, prontos á aprovecharse del esfuerzo.

El espíritu de independencia, desarrollado por los hábitos marítimos y comerciales, ha hecho calificar á los Catalanes de revoltosos é ingobernables, y especialmente á su poblacion montañesa de terrible. Eso es un error. Los verdaderos intratables son los que han querido oprimir á los Catalanes y privarles de sus libertades tradicionales, su lengua, sus costumbres y prosperidad.

Allí no reinan sino la industria y el comercio, y los recuerdos históricos apenas se revelan, con relación á la época de los Arabes ó Moros, en la estructura general de la ciudad, en algunas artes tradicionales, en muchos rasgos curiosos aunque de poca importancia, y sobre todo en el mar y el cielo.

Todas estas tradicionales, artísticas y pintorescas manifestaciones de la piedad religiosa encantaban más a don Andrés que al más sencillo devoto de todos los habitantes de Villalegre, y por su gusto no se suprimía nada, sino que se aumentaba y se mejoraba bastante.

Cuente con nuestro humilde apoyo para vencer los obstáculos tradicionales que aquí opone al verdadero progreso un despotismo teocrático de que está ya todo Vetusta hasta los pelos, como se dice vulgarmente». «En paz descanse.

En vano seguían rezando a gritos en sus casas, para que se enterasen los vecinos de la calle, imitando en esto a sus abuelos, que hacían lo mismo y además guisaban la comida en las ventanas con el propósito de que viesen todos que comían cerdo. Los odios tradicionales de separación no caían vencidos.

Aquí, en estos talleres, estaban la riqueza y la honra de Valencia; aquí trabajaban los velluters, aquella gente que por su tonillo docto era el prototipo de la pedantería, pero que resultaba respetable por ser la fiel guardadora de las costumbres tradicionales, la sostenedora de ese carácter valenciano, sobrio, alegre y dicharachero, que casi ha desaparecido. ¡Qué hombres aquéllos!