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Actualizado: 23 de mayo de 2025


Remaba tan vigorosamente, que con unas cuantas paladas se colocó en el centro del puerto. De los buques mercantes escapaban en masa las tripulaciones, por creer que el Hombre-Montaña quería tomarlos al abordaje. Pero Gillespie puso su proa hacia el otro lado del puerto, donde estaban los almacenes de víveres para las tropas. Al saltar sobre el muelle, éste quedó desierto.

Su hijo, que después fue marqués de Casa-Muñoz, casó con la hija de Albert, el que daba la cara en las contratas de paños y lienzos con el Gobierno. Eulalia Moreno, hija también del D. Pascual y hermana del actual marqués, se unió a D. Cayetano Villuendas, rico propietario de casas, progresista rancio. Dejamos sueltos estos cabos para tomarlos más adelante.

No si le ordenó; pero que nadie fué á tomarlos, y que se supo que eran una galeota y una galera sotil, é que estos navíos fueron á Constantinopla, y en ellos Luchaly á pedir el socorro de Trípol y á dar la nueva de la allegada de nuestra armada; y si se tomaran, como se ordenó y fácilmente pudiera, no solamente el aviso le tuvieran tan brevemente en Constantinopla, de que tanto daño resultó, pero se supiera que estaba en la isla el Draguti y fuera posible, y aún no lo dudo que se tomara, y de su prisión nascía con muy poca dificultad la pérdida de Trípol y los Gelves, sin haber sucedido ninguno de los inconvenientes pasados.

Y además, si suponemos que estos radios hubiesen sido mayores ó menores, ¿no podríamos tomarlos igualmente por medida? el preferirlos á otros objetos, es porque los suponemos constantes; de la propia suerte que formamos las medidas de metal ó de otra materia permanente, para que no se nos alteren con facilidad.

Poca gente halló el P. Visitador Zea en las Reducciones, porque apenas los indios habían levantado sus casas, y recogido algunas mieses para su manutención, cuando se partieron al punto á reconocer el país y sus confines y espiar las Rancherías de los infieles, porque ya que había sido costumbre antigua suya hacer guerra á los confinantas y tomarlos por esclavos, se valieron de eso los nuestros para dilatar la gloria de Dios y en provecho de aquellos infieles que vivían en las tinieblas de la muerte y de la infidelidad; persuadiéronles, pues, que fuesen por las Rancherías de los circunvecinos, pero sin causarles el menor daño ni en las vidas ni en la haciendas; antes bien, que con afabilidad y con otros buenos modos, les diesen noticias de Dios y de las cosas del cielo, enseñándoles el fin para que habían sido criados y vivían en el mundo, la necesidad de abrazar la ley de Cristo para ser eternamente felices, y que procurasen ganarse el afecto de alguno de ellos, para que sirviese de guía é intéprete á los Misioneros.

Por cuyo motivo se determinó á pasar el rio un indio de dicha partida, siguiendo el rastro, que halló del otro lado, y solo pudo descubrir cuatro caballos, los que dijo habia corrido con ánimo de tomarlos y traerlos á nuestro campo; pero que no pudo conseguirlo á causa de hallarse solo, en pelo en su caballo y desnudo, afligiéndole el frio.

Pero cuando acabé de leerla, ¡qué nueva y terrible fase tomaba la refriega entre los marinos y nuestros soldados! ¡Santo Dios! ¿Perderíase la batalla? Destrozados en el primer ataque los franceses, lo repetían sacando el último resto de bravura de sus corazones resecados por el calor, y volvían a la carga resueltos a dejarse hacer trizas en la boca de los cañones, o tomarlos.

¡Ya lo creo que se los compraría si quisieran tomarlos!... ¡Si dan ganas de coger un par de ellos y ponerlos en una rinconera, como si fuesen juguetes!...

Ninguna de ustedes está en situación de hacerme la competencia. Daré el do de pecho y haré algunas fermatas de última novedad. Sacó de la enorme bolsa de percal un enjambre de cartones de lotería y los dejó sobre la mesa. Las señoras se apresuraron á tomarlos y ponerlos delante de , uniéndolos simétricamente. Después sacó un plato de metal que quedó fijo en el centro.

En esto, alzó los ojos y vio que su amo estaba parado, procurando con la punta del lanzón alzar no qué bulto que estaba caído en el suelo, por lo cual se dio priesa a llegar a ayudarle si fuese menester; y cuando llegó fue a tiempo que alzaba con la punta del lanzón un cojín y una maleta asida a él, medio podridos, o podridos del todo, y deshechos; mas, pesaba tanto, que fue necesario que Sancho se apease a tomarlos, y mandóle su amo que viese lo que en la maleta venía.

Palabra del Dia

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