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Actualizado: 3 de junio de 2025


No ocurría en la ciudad suceso que no tuviese por indispensable testigo al barbero. Bien podía desarrollarse en lo último del arrabal o en algún huerto; era indispensable que a los pocos minutos apareciese allí Cupido para enterarse de todo, prestar socorro al que lo necesitara, intervenir entre los contendientes y relatar después con mil detalles todo lo ocurrido.

Todas las clases del estado hiciéron enérgicas representaciones á Nabuzan; y públicamente se decia que era llegada la fatal catástrofe del reyno, que estaba colmada la medida de la abominacion, que un siniestro suceso amenazaba la naturaleza; en una palabra, que Nabuzan, hijo de Nuzanab, estaba enamorado de dos ojos azules rasgados.

La clase segunda, diversa de la anterior, es la de aquellos dramas, cuyo argumento, á la verdad, en los elementos más inmediatos, que lo constituyen, se refieren también á algo más elevado; pero en ellos el suceso, que se representa, reviste, en virtud del arte de la composición, toda su natural importancía, aparece en seguida de manifiesto, y no necesita de lo simbólico para que se comprenda y se conozca sin trabajo.

Se hicieron rogativas para el feliz suceso de la campaña de Portugal; mas para el objeto de recuperar á Gibraltar perdido hubo que auxiliar al rey, y el cabildo de Córdoba le ofreció 800 fanegas de trigo. Favoreció la fortuna á los ingleses, y fué menester levantar el sitio de Gibraltar constituyéndose en la defensiva.

Y, entre los muchos que tan buen deseo tenían, fui yo uno, a quien dieron muchas y grandes esperanzas de buen suceso conocer que el padre conocía quien yo era, el ser natural del mismo pueblo, limpio en sangre, en la edad floreciente, en la hacienda muy rico y en el ingenio no menos acabado.

La escena tomó aún peor carácter con la aparición de doña Casta, que hubo de llegar a la tienda en aquel instante, y enterada de la zaragata, subió renqueando, y entró en el teatro del dramático suceso, dando gritos. «¡Hija de mi alma!... ¡Pero qué!... ¡la han matado!... ¡Sangre!... ¡Ay, Dios mío! ¡Aurora... Aurora...! ¿Pero quién ha sido?... ¡Ah!, esa mujer...».

La otra conocieron ser el escribano, que acaso aquella noche estaba fuera del lugar, y, al son del arma de las campanas, venía a ver el suceso, que lloró, no por la pérdida de sus hijos y de su mujer, que allí no los tenía, sino por la de su casa, que halló robada y abrasada.

El escándalo estaba dado, y no quería agravarlo recogiéndola, haciendo entrar a una perdida en la Iglesia Primada, en la honrada casa de los Luna. Más de un año estuvimos en las Claverías como aplastados por este suceso.

Su familia se encargaría de levantarle una capillita al borde del camino y de ponerle cirios todas las noches. Un simple incidente; algo que se ve todos los días. Pero la policía entrometida no quiso aceptar el suceso con la misma calma que la gente, y prendió á Morales. Una venganza política dijo éste al entrar en la cárcel . Bien se ve que mandan los usurpadores. ¡Como soy colorado!...

No faltaron adeptos al antiguo régimen que hicieran correr la voz de que semejante natural suceso era un castigo del cielo, puesto que venia á cumplirse precisamente en el dia mismo en que dos años antes la revolucion habia depuesto y desterrado á las autoridades españolas.

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