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Actualizado: 22 de junio de 2025
10 También en el día de vuestra alegría, y en vuestras solemnidades, y en los principios de vuestros meses, tocaréis las trompetas sobre vuestros holocaustos, y sobre los sacrificios de vuestra paz, y os serán por memoria delante de vuestro Dios: Yo [soy] el SE
En un momento que cogió a Fortunata sola, le dijo temblorosa: «Arrepiéntete de todo, chica, pero de todo... Somos muy malas... tú no sabes bien lo malas que somos». iii Se acercaba la hora, y en el patio sonaba el rumor de emoción teatral que acompaña a las grandes solemnidades. El pueblo ocupaba el sitio infalible que la curiosidad dispone.
¿Tiene usted grandes calvas para los barbas? ¡Oh! disformes; tengo una que me coge desde las narices hasta el colodrillo; bien que ésta la reservo para las grandes solemnidades. Pero aun para diario tengo otras, tales que no se me ve la cara con ellas. ¿Y los graciosos?
En ambas ceremonias el objeto principal es imponer, ofuscar, amedrentar con el espectáculo de un poder formidable y de una riqueza superior á toda fantasía. Por eso estas solemnidades no se celebraban nunca de improviso. Llégale á un califa la noticia de que un emperador griego, por ejemplo, le manda una embajada , y ya empieza á disponer su recibimiento.
De todas maneras, llegó a haber motivos muy considerables para que, aun sin contar con aquella su natural inclinación, consagrara más hondo, interés a sus reuniones de confianza, que a las ruidosas solemnidades del «gran mundo».
Olvidóse poco á poco el objeto de los bailes, cánticos y demás alegres solemnidades, y lo que en un principio sirvió para honrar á Saturno ó Baco, se destinó más tarde á la alabanza de San Juan, San Esteban ó Jesucristo.
Bonis, en cuanto pudo, huyó del ruido. Dejó a los demás, ya que les divertían, todas las solemnidades y quehaceres propios del caso.
La religion se diferenciaba, no solamente segun las naciones, sino tambien segun las tribus; todas ellas tenian un sin número de fiestas y solemnidades, cuyo no menor objeto era el reunirse para beber sin tasa licores fermentados. Frecuentemente su culto no era otro que el de la naturaleza.
He penetrado en todos los templos de las diferentes comuniones protestantes que hay en Suiza, he asistido á sus ceremonias, he presenciado sus solemnidades, y en todos los templos y por todas partes, solo he encontrado un terrible indiferentismo, peor que la falta de creencias: un pueblo indiferente en religion podria concluir por serlo en política y en moral, y ese pueblo se perderia.
Cuando en las grandes solemnidades el cabildo mandaba iluminar la torre con faroles de papel y vasos de colores, parecía bien, destacándose en las tinieblas, aquella romántica mole; pero perdía con estas galas la inefable elegancia de su perfil y tomaba los contornos de una enorme botella de champaña.
Palabra del Dia
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