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Actualizado: 25 de mayo de 2025
Carnes, volatería y pescados sazonados como hoy decimos, muy al natural, sin los mil compuestos condimentos de la cocina moderna, legumbres y bastos, aunque apetitosos dulces, vinos puros y generosos, frutas etc., eran los fundamentos por decirlo, así de los yantares de aquellos sóbrios varones; y á medida que los tiempos avanzaron fueron quilatándose los placeres de la mesa con las finuras del paladar hasta los venturosos tiempos presentes en que la «química» ha sustituido muchas principales sustancias alimenticias por exquisitas drogas, falsificando aquellas con una sorprendente habilidad en sus relaciones con la vista y con el paladar.
Ahora lo chic es amoldarse á las circunstancias, ser sobrios y modestos como soldados. ¡Quién sabe lo que nos espera!» La preocupación del vestido la acompañaba en todos los momentos de su existencia. Julio notó en ella una persistente distracción. Parecía que su espíritu abandonaba el encierro de su cuerpo, vagando á enormes distancias. Sus ojos le miraban, pero tal vez no le veían.
Tan pronto como salimos de la esfera en que se ejerce nuestra experiencia, es preciso que seamos sobrios en el establecimiento de proposiciones generales, guardándonos de aplicar á todas las inteligencias, calidades que tal vez solo convienen á la nuestra; y que quizás respecto de ella misma se variarán del todo, cuando pasemos á otra vida.
Hoffmann había llegado á tiempo, en la época de la Regencia, después de la orgía de los placeres y de la orgía de los medicamentos con que se agravaba á la primera. Aquel sabio dijo: «Huíd de los médicos: sed sobrios y no bebáis más que agua.» Fué una reforma moral.
Todos le querían: los capitanes vascos, sobrios en palabras, rudos y de tuteo confianzudo; los capitanes asturianos y gallegos, enamoradizos y derrochadores, que desmienten con su carácter la avaricia y la tristeza de tierra adentro; los capitanes andaluces, que parecen llevar en su gracioso lenguaje un reflejo de la blanca Cádiz y sus vinos luminosos; los capitanes valencianos, que hablan de política en el puente, imaginando lo que podrá ser la marina de la futura República; los capitanes de Cataluña y de Mallorca, conocedores de los negocios tan á fondo como sus armadores.
El vino de Freya era melancólico. La dulzura del crepúsculo parecía hacerlo fermentar, dándole el acre perfume de los recuerdos tristes. Sintió nacer el marino en su interior la fiebre agresiva de los sobrios cuando caen en la embriaguez.
Quien no haya estudiado un poco el café, en Madrid como en Barcelona, en Sevilla como en Cádiz, no conoce una de las faces mas marcadas de la sociedad española. Por lo demas, el café no es para los Españoles sino un elemento de asociacion, pues aparte de ser muy sobrios ellos no tienen gusto por el café ni saben beberlo.
Frígilis sonrió como un filósofo y echó a andar delante. Era un señor ni alto ni bajo, cuadrado; vestía cazadora de paño pardo; iba tocado con gorra negra con orejeras y por único abrigo ostentaba una inmensa bufanda, a cuadros, que le daba diez vueltas al cuello. Lo demás todo era utensilios y atributos de caza, pero sobrios, como los de un Nemrod.
Palabra del Dia
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