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Actualizado: 23 de mayo de 2025
Sí, yo, yo he sido le dijo Fortunata desde el rincón donde la tenían acorralada . Mejor cuenta le tendría a usted, so bruja, no ser tapadera de las tunanterías de su niña... Doña Casta, acudiendo a su hija, no se hacía cargo de las flores que la otra le echaba.
Toda quanta gente aun habia en el anfiteatro y el circo le acogió con mil baldones; todos so le arrimaban, y le daban vaya en su cara: nunca hombre sufrió tan afrentoso desayre.
Al mismo tiempo se levantó y comenzó a maniobrar con los enseres de hacer café, que estaban dispuestos sobre la mesa. Yo mismita te lo voy a hacer para que te relamas, so canalla: y voy a echar en él unos polvitos que me ha vendido una gitana para ponerte blandito, ¿sabes?... Porque tengo que pedirte una cosa. Los ojos del duque volvieron a reflejar inquietud.
Bien; en el seno de la República, del fondo de sus entrañas se levanta el color colorado, y se hace el vestido del soldado, el pabellón del ejército, y últimamente, la cucarda nacional, que, so pena de la vida, ha de llevar todo argentino. ¿Sabéis lo que es el color colorado? Yo no lo sé tampoco; pero voy a reunir algunas reminiscencias.
And Alexandre Hardy, the French playwright and contemporary of Lope de Vega, who borrowed largely from the latter both in method and detail, so styled many of his works.
Hacemos voto de pobreza; es decir, nos libertamos, ya para siempre de la preocupación económica, y nos consagramos a la contemplación, a la predicación, a la caridad, ora pasiva, ora activa, mendigando y dando ocasión a los demás para que se muestren caritativos, como hace la Orden franciscana, o bien socorriendo y mostrándonos nosotros mismos caritativos, al estudio, a la enseñanza, a la misión apostólica y conversión de gentiles, a un sinfín de obras largas y duras, egoístas y a la par desinteresadas, que nos absorben de la mañana a la noche, gracias a que estamos seguros de que tenemos siempre una cama, aunque dura, so un techo, y la mesa, aunque sobria, aparejada a hora fija.
Todo el dia se mantuvo el viento al SO duro, y anocheció de la misma conformidad, sin que los tres que fueron á reconocer hubiesen parecido.
Elige pronto: la bruja o yo...; pero luego no me vengas a casa babeando. ¡Cállese usted, so chupacharcos! gritó Frasquita, lívida de puro encorajada. ¿Escuchas?
Esto de ser maestro confitero no era cosa á que todo el mundo podía llegar, como por ejemplo, los esclavos, acerca de lo cual decían las ordenanzas: «...Que no puede ser examinado ningún esclavo, so pena de dos mil maravedís, y que le quiten la tienda, aplicada la pena, como dicho es, y el que lo examinara sea privado del oficio perpetuo de examinador.»
¡Está usted pidiendo!... ¿No le dije a usted ayer que el señor Gobernador no quiere que se pida en esta calle? Pues manténgame el señor Gobernador, que yo de hambre no he de morirme, por Cristo... ¡Vaya con el hombre!... ¡Calle usted, so borracha!... ¡Andando digo!
Palabra del Dia
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