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Actualizado: 28 de octubre de 2025
Mientras tenga pólvora y balas, no quiero dimes ni diretes con esos p...ícaros insurgentes. Durante el sitio disparó sobre el campamento de Bellavista, ocupado por los patriotas, 9.553 balas de cañón, 454 bombas, 908 granadas, y 34.713 tiros de metralla, ocasionando a los sitiadores la muerte de siete oficiales y ciento dos individuos de tropa, y seis oficiales y sesenta y dos soldados heridos.
Morsamor se repuso de su doloroso desfallecimiento, hizo abrir la puerta, que ya empezaba a arder, y con heroica furia se abalanzó contra los sitiadores. Aunque Morsamor parecía invulnerable y aunque los cincuenta hombres que permanecían vivos bajo su mando eran diestros y prodigiosamente valerosos, todos sin duda iban a perecer allí peleando contra un ejército. No peleaban por la victoria.
Una niebla espesa de la cual se destaca enorme torre cuadrada; la niebla se disipa, ya veo las murallas, la fortaleza toda, en una verde colina, con el río á sus pies, las olas del mar á distancia y una iglesia á tiro de ballesta de las almenas. Junto al río se alzan las tiendas de los sitiadores. ¡Los sitiadores! exclamaron á la vez el barón, Gualtero y Roger.
Que la baronesa, lejos de entregar la fortaleza, había organizado y dirigido la defensa con tantos bríos y acierto tal que al segundo día, después de empeñados y mortíferos asaltos, había perdido la vida Hugo, el jefe de los sitiadores, y huído y dispersádose éstos. La carta terminaba dando las mejores noticias sobre la salud de ambas damas é invocando sobre el barón las bendiciones del cielo.
Sin duda habían cobrado miedo a las balas de los sitiados, pues se mantenían ocultos tras de los troncos de los árboles; pero parecían decididos a impedir a los náufragos todo intento de fuga. Probablemente contaban con obligarles a rendirse por hambre, recurso menos peligroso para los sitiadores y de más seguro éxito, pues los de la choza no podían resistir mucho tiempo la falta de agua.
Se pelea con obstinacion todo aquel dia, por una y otra parte, hasta que con las sombras de la noche, volvieron los sitiadores á ocupar sus cuarteles, y Orellana no se descuidó en aprovechar esta ocasion favorable, para retirar el oficial y guarnicion del Castillo de Santiago, que se hallaban muy maltratados de los golpes y heridas recibidas en los ataques, y determinó tambien abandonarle por falta de sugetos, que con utilidad sirviesen los cañones, considerando seria mas ventajoso colocarlos en la plaza mayor á disposicion del Comandante de artilleria, para que los emplease segun conviniese á la necesidad y ocurrencias que se ofreciesen en adelante.
Bilbao estaba amenazada de un tercer sitio; pero en el de ahora no se detendrían los enemigos ante las defensas exteriores; se esparcirían por las calles y bloquearían á la riqueza en sus magníficas viviendas. La guerra en nombre del pasado se repetiría en defensa del porvenir; los nuevos sitiadores llevarían la miseria como bandera, y como grito de combate el derecho á la vida.
Palabra del Dia
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