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Actualizado: 7 de mayo de 2025
No se me oculta que todas estas cosas materiales son como las letras de un libro, son como los signos y caracteres donde el alma, atenta a su lectura, puede penetrar un hondo sentido y leer y descubrir la hermosura de Dios, que, si bien imperfectamente, está en ellas como trasunto o más bien como cifra, porque no la pintan, sino que la representan.
Si las miradas se buscan, acaban por encontrarse a través del universo; fácilmente podían los ojos de mis padres encontrarse, no mediando entre unos y otros más que dos paredes y un callejón estrecho. Amábanse sus almas, compenetrábanse sus pensamientos y pronto los signos suplieron a las palabras que jamás salieron de sus labios por temor a revelar a los centinelas su sistema de comunicarse.
El español no pudo contenerse más. ¡Pero si estas teorías del racismo eran antiguallas en las que no creía ya ninguna persona medianamente ilustrada! ¡Si no existía un pueblo puro, ya que todos ellos tenían, mil mezclas en su sangre después de tanto cruzamiento histórico!... Muchos alemanes presentaban los mismos signos étnicos que el profesor atribuía á las razas inferiores.
Fray Miguel no habló con nadie, pero habló mucho consigo mismo, en aquella conversación interior y profunda, cuyas palabras y frases no es menester que suenen o en la que tal vez se dice y se representa todo de un modo más directo y más vivo, sin acudir a los signos arbitrarios de las frases y de las palabras. Punto menos que imposible, es reproducir aquí lo que Fray Miguel pensó y se dijo.
Pues ella me traía sus recados y le llevaba los míos. Yo le escribía poniendo ciertos signos con lápiz en una hoja arrancada de la <i>Guía de Pecadores</i> o del <i>Tratado de la tribulación</i>; de modo que el gran fray Luis de Granada y el padre Rivadeneyra han sido nuestras estafetas.
En los teatros, para comunicarle cualquier noticia, pudiendo hablarle sin obstáculo alguno, prefería emplear un sin número de signos masónicos o señales misteriosas hechas con el abanico, los guantes, los gemelos o cualquier otro utensilio, de lo cual resultaba en ocasiones no poca confusión y perplejidad para Miguel.
Los caballeros, como no carezcan de metales preciosos o de los signos que los representan, se hacen traer de Londres trajes, caballos y coches, y las señoras se hacen traer de París vestidos y tocados. La cocina francesa hace que la española se olvide o se pervierta.
Allí vino al mundo Ramiro, un 21 de diciembre, día de Santo Tomás, el año de 1570, bajo la constelación de Saturno y los signos de Acuario y Capricornio.
La palidez verdosa de su rostro, el brillo de fiebre de sus ojos, una rigidez que le hacía marchar como un autómata, eran los únicos signos de su emoción. Vivía con el pensamiento alejado, sin darse cuenta de lo que la rodeaba. Cuando el herido llegó á París, ella y el senador se transfiguraron. Iban á verle, y esto bastó para que se imaginasen que ya se había salvado.
Estas dos personas eran un anciano vestido pobremente de estatura pequeña, pero en cuyo semblante, en que podían descubrirse todos los signos de la raza indígena pura, había un no sé qué que inspiraba profundo respeto.
Palabra del Dia
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