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Actualizado: 16 de junio de 2025
En otoño, el follaje adquiere diversos tonos, dominando los matices obscuros y rojizos; marchitase después y cae á tierra y la cubre con espesa capa de hojarasca que zumba al menor soplo de aire. Penetra libremente la luz solar en el bosque por entre las desnudas ramas, pero penetran también nieves y brumas.
Era un árbol un ficopisocarpo de cuyas ramas pendían, en vez de frutas, unos pájaros extrañísimos del tamaño de pollos, de alas membranosas, con el cuerpo vestido de un plumón castaño de reflejos rojizos. Estaban agarrados a las ramas por las patas, tenían las alas abiertas y extendidas y parecían adormilados. Habría sobre doscientos.
Por la tarde volvían á hallarlas en el Perejil, y allí, viendo al sol hundirse majestuosamente en el Océano entre rojizos resplandores, su amor se hacía reservado y melancólico. El horizonte se desplegaba como una visión de oro. El mar bebía la irradiación del cielo.
A un lado se extiende una hilada de soportales; al otro se destaca, recia, la iglesia de sillares rojizos, con su fornida y cuadrilátera torre achatada, y enfrente, en la ringla de casas de dos pisos, corta la blanca fachada, de punta a punta, todo a lo largo, un balcón de madera negruzca, sostenido por gruesas ménsulas talladas, y encima, en el piso segundo, se destaca, salediza, una vetusta galería.
Aun así, quiso evitar su presencia, como si temiese algún descuido al hablar con él, y fingió trabajos en las bodegas. Luego salió del buque, yendo á visitar á un amigo en un vapor algo lejano. Esteban entró en la cocina, llamando alegremente al tío Caragòl. Tampoco éste era el mismo. Sus ojos húmedos y rojizos miraban al muchacho con una ternura extraordinaria.
Su indicacion en la neumonía no se estiende mas allá de los síntomas que manifiestan una congestion mas ó menos violenta; porque los esputos rojizos pertenecen á la brionia.
La roca eruptiva presenta sus lineamientos rojizos o grises en los cortes de la orilla, y la vegetación se hace más tosca. Las riberas se alzan poco a poco, y pronto, navegando en lechos profundamente encajonados, nos damos cuenta, por la extraordinaria velocidad de la corriente, de que las aguas corren hacia el mar sobre un plano inclinado. Estamos en la región de los chorros, o rápidos.
El panorama parece casi todo un océano de arrecifes, negros, pardos, grises, y a veces rojizos, como si antiquísimas conmociones volcánicas los hubiesen desparramado entre abismos.
Los viejos se apoyaban en gruesos cayados de Liria, amarillos y con arabescos negros; la gente joven mostraba arremangados los brazos nervudos y rojizos, y como contraste movía delgadas varitas de fresno entre sus dedos enormes y callosos. Los enormes chopos que rodeaban la taberna daban sombra á los animados grupos.
Me van a tomá er pelo si me conosen decía . Hay que viví con too er mundo. El Jueves Santo por la noche fue a la catedral con su mujer, para oír el Miserere. El templo, con sus arcos ojivales disparatadamente altos, estaba sin otra luz que la de unos cirios rojizos colocados en las pilastras: la necesaria nada más para que la muchedumbre no marchase a tientas.
Palabra del Dia
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