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Actualizado: 13 de junio de 2025


Hízolo así Roger y el abad continuó diciendo, después de reflexionar algunos momentos: Veinte años hace que tu padre, el arrendador de la granja de Munster, murió, dejando valiosos cortijos y terrenos á la abadía y dejándonos también á su hijo menor, niño de pocos meses, á condición de criarlo y educarlo en el monasterio.

Y seguí adelante murmurando: «¡Qué chiquilla tan mona! ¡Lástima será que se la lleve un tunanteDespués me puse a reflexionar en lo fácil que me hubiera sido jugar una mala pasada al alcalde y alzarme con el cargo; pero no; hubiera sido una felonía. Por más que fuese un poco díscolo y soberbio, al fin era amigo: tiempo me quedaba para ser alcalde.

Era un quijotismo, una locura, que ninguna persona sensata en Manila se lo podía perdonar y tenía mucha razon Juanito en ponerle en ridículo, representándole en el momento en que se iba al Gobierno Civil. Naturalmente, la brillante Paulita ya no podía amar á un joven que tan erradamente comprendía la sociedad y que todos condenaban. Ella empezó á reflexionar.

Cuando se ha adquirido el hábito de reflexionar sobre las inclinaciones propias, distinguiendo el carácter y la intensidad de cada una de ellas, aun cuando arrastren una que otra vez al espíritu; no lo hacen sin que este conozca la violencia.

Pasé, pues, solo con el señor D'Orsel, casi la mitad de la velada; estaba inerte, insensible, y como si se me hubiera helado la sangre; tan poco sentido me quedaba para reflexionar y tan exhausto de fuerzas estaba para moverme. Eran cerca de las diez cuando entró Magdalena, cambiada hasta dar miedo, desconocida, con el aspecto de un convaleciente a quien la muerte ha tocado de cerca.

Metí mi pañuelo en el bolsillo, y me puse a reflexionar. Verdaderamente, la vida es una cosa muy rara. ¿Quién habría dicho, quince días antes, que mis sueños se realizarían tan pronto, y que iba a ver tan pronto al señor de Couprat?

Después, sin reflexionar en lo que hacía, don Andrés y quién sabe si la muchacha misma, ya que hasta la más inocente suele dejarse guiar por endiablados instintos, prestaron auxilio a la casualidad y la convirtieron en providencia, hallándose casi todos los días y pasando tan cerca de ella, que casi tropezaban o se tocaban.

Transportado Roger y sin reflexionar gran cosa, se volvió hacia sus compañeros diciéndoles: Ocasión como esta no volverá á presentársenos en toda la vida. Sin el clavo ese no me quedo, y se lo he de llevar y ofrecer á la abadía de Belmonte. Como yo le llevaré á mi madre esa piedra que le arrojaron al santo, dijo Tristán.

Las equivocaciones sobre esta materia suelen nacer de que se fija la atencion en un solo suceso que ha decidido de la suerte de la persona, sin reflexionar que aquel suceso, ó estaba ya preparado por muchos otros, ó que solo ha podido tener tan funesta influencia á causa de la situacion particular en que se hallaba en la persona, por sus errores, defectos ó faltas.

No, porque... ellos no sospechaban nada, no escaparían, no había miedo. Silencio y disimulo, esto hacía falta ahora. Y reflexionar mucho. Cualquier cosa que hiciera ¡iba a ser tan grave!». Le acongojaba la idea de la inmensa responsabilidad de sus próximos actos.

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