United States or Belize ? Vote for the TOP Country of the Week !


¿Pero es posible? ¿No fue posible que me dejases sin motivo, queriéndome como decías? ¿De qué te sorprendes? ¿Quién ha buscado a quién? Mientras fui tuya, ¡vergüenza me da recordarlo!, ni siquiera sospechaste el cariño que mi corazón encerraba para ti. Después, suponiendo que era de otro hombre, me has deseado con rabia, con locura, como se desea lo ajeno.

Tales palabras, y cuanto pasaba aquel día le hacían felicísimo; pero en lo profundo de su alma sentía una extraña inquietud, como si se hubiera olvidado de algo muy grave y no pudiera recordarlo, a pesar de todos sus esfuerzos. En su ir y venir incansable se detenía a veces y se rascaba, con aire preocupado, la frente. Con frecuencia le pedía órdenes a la enfermera.

Después, casi siempre, había tenido grandes contrariedades en la vida, pero ya despreciaba su memoria; una porción de necios se habían conjurado contra ella; todo aquello le repugnaba recordarlo; pero su pena de niña, la injusticia de acostarla sin sueño, sin cuentos, sin caricias, sin luz, la sublevaba todavía y le inspiraba una dulcísima lástima de misma.

Y los sonidos del órgano que subían, subían, entre nubes de incienso, y parecía que me arrebataban con ellos... ¡Cuánto me agradaba todo aquello! Sólo el recordarlo me conmueve y me ocupo en hablar a usted de esto en vez de describirle mi nueva vida. Aquí todo ha cambiado, y cada variación que echo de ver es como un muro de olvido que se levanta y me separa de aquellas cosas del tranquilo pasado.

La primera vez... ¡bien sabes cuando fué! La última, cuando la llevaste contigo á la casa del severo y anciano Gobernador. Y cuando abogaste tan valerosamente en favor de ella y mío, respondió la madre. Lo recuerdo perfectamente, y también deberá recordarlo Perla. ¡No temas nada! Al principio podrá parecerte singular y hasta huraña, pero pronto aprenderá á amarte.

Ella parecía haber olvidado el pasado, y Gallardo no se atrevía a recordarlo ni osaba el menor avance, temiendo una de sus explosiones de cólera. ¡Sevilla! decía doña Sol . Muy bonita... muy agradable. ¡Pero en el mundo hay más! Le advierto a usted, Gallardo, que el mejor día levanto el vuelo para siempre. Adivino que voy a aburrirme mucho. Me parece que me han cambiado mi Sevilla.

Reúnese con sus amigos, la conversacion gira sobre las últimas ocurrencias, y se eleva poco á poco hasta la region de las teorias de gobierno. Don Marcelino ya no será absolutista del otro dia. ¡Qué escándalo, dice uno de los circunstantes, yo no puedo recordarlo sin detestar esas trampas!

Estoy destinada a vivir sola y a renunciar a los goces de este mundo, y si alguna vez lo olvido, la historia de esos tres días sabrá hacerme recordarlo...