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Actualizado: 16 de mayo de 2025
Yo sé que se corregirá continuó la devota. ¡No se ha de corregir! Grandes pecadoras ha sido santas. Animo, amiga mía. Con la vista fija en Dios, ¿qué se puede temer? Yo sé cómo se curan los males del espíritu, y mi amiga Clara aparece ya bajo la benéfica influencia de una reacción feliz. Perdonémosla también; yo respondo de que se corregirá.
Entonces, no estando sujeto á la influencia próxima del tío Manolillo, la conciencia del cocinero se rebeló contra lo que había hecho, operóse en su alma una reacción poderosa, y se levantó como al impulso de un sacudimiento galvánico.
Con una reacción enérgica de su orgullo, salió Fernando de este desaliento. Había que ser hombre y aceptar los sucesos, sin exagerar su importancia. Una simple aventura de viaje, que iba a quedar ignorada; Maud procuraría que lo ocurrido no saliese del misterio.
Sí, sí, sí: no podía ser otra cosa: tisis de la fantasía. Sólo en las novelas malas se ven esos hijos de sorpresa que salen cuando hace falta para complicar el argumento. Pero si lo revelado podía ser una papa, también podía no serlo, y he aquí concluida la reacción de alivio. La culebra entonces, en vez de desenroscarse, apretaba más sus duros anillos.
El agua fria en locion, lavativa, infusion, ó aplicada por medio de un lienzo empapado, en pediluvios, y aun por inmersion instántanea, estimula la reaccion, disipa el frio de una manera durable, entona la fibra, fortifica los tejidos y los escita.
Verdad es que los dos caciques aún continúan disputándose el mero y mixto imperio; mas ya parece seguro que Barbacana, representante de la reacción y la tradición, cede ante Trampeta, encarnación viviente de las ideas avanzadas y de la nueva edad.
En relaciones secretas con la corte, procuraba organizar una reacción, y todos los medios se adoptaban si conducían al fin deseado. Iba á los clubs, atizaba alborotos, frecuentaba las reuniones de realistas y aun de los liberales. Todo lo averiguaba y lo aprovechaba todo.
Las puertas que defienden la mansión del milagro, ya celestial, ya infernal, están cerradas para mí. Llamo a ellas y nadie me responde. La reacción del orgullo venía luego a levantar su espíritu y a elevarle al extremo contrario: al mayor grado de soberbia: Ningún demonio viene y me ayuda decía porque son inferiores a mí, porque no pueden darme lo que me falta, porque yo valgo más que ellos.
Francisco Montiño no encontraba otra salida al pasmo que le causaba todo aquello, mas que encogerse de hombros y decir: ¡Y yo que hubiera jurado que la reina era una santa! Y luego añadía, en una reacción de la razón y de la voluntad: No, no, señor, es imposible, imposible de todo punto; yo estoy soñando ó me he vuelto loco.
El arte que no entraña la revelacion característica de su época, no es el arte verdadero, si no una mala copia, una exhumacion infecunda, reaccion impotente que lleva en sus tendencias mismas el gérmen de su ruina.
Palabra del Dia
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