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Actualizado: 8 de julio de 2025


Nacieron de aquí la confianza y alguna familiaridad, hasta donde es lícito y decoroso que la familiaridad se entable entre una dama principal y una trabajadora plebeya; pero al fin, como doña Inés tenía que mostrarse a Juanita en paños menores para probarse corsés y vestidos, ¿qué mucho que la confianza naciese y creciese?

Nosotros, por nuestra parte, nos cuidaremos de enviar a la legislatura estos escritos. Una acusación calumniosa ¡"Todo fruto sazonado de esas escuelas laicas" dice el prelado refiriéndose a los crímenes y a la corrupción de costumbres que antes menciona! Una acusación de tal naturaleza debe probarse por quien acusa.

Hay cierta crítica menuda que hace mucha gracia al público envidioso, que es muy fácil de ejercer, y por cuya virtud, ó mejor diré, por cuyo vicio, puede probarse, al menos en apariencia, que Garcilaso y Fray Luis de León fueron unos plagiarios y además unos ignorantes, que no sabían sintáxis, ni prosodia, ni nada, y que tenían orejas de asno, como el rey Midas.

Estuvo con él más dulce que una arropía, y aunque le dijo que no tenía que venir a su casa para probarse la primera camisa, porque cuando estuviese medio hecha o hilvanada se la enviaría para la prueba, le convidó a que algunas noches, de nueve a once, cuando no tuviese nada mejor que hacer, viniese, quería, un rato de tertulia a su casa, porque ni ella ni Juanita gustaban de acostarse temprano, y aunque estaban casi siempre solas, velaban hasta las doce.

Asì con gran contento deseaban Que venga el español para probarse; El tiempo, noche y dia lo gastaban En su estacada, y fuerza y repararse. La flecha, pica y dardo ejercitaban, A sus solas procuran ensayarse. El marac

El Diccionario Filosófico suyo, donde todo se dice al ayre sin probarse nada, es un testimonio calificado de esto, pues en él ha reducido á compendio toda la impiedad, y cúmulo de errores esparcidos en los demas libros. El Parlamento de París le ha mandado quemar por mano del Verdugo.

Pero, en fin, si quiere usted hacerle proposiciones... Yo le ayudaré a usted. Me consta que la muchacha tiene la querencia de las tablas; vamos, que se pirra por el teatro. Poco después Cristeta, que sin saberlo acababa de probarse la voz, calló, concluyendo de peinarse con su acostumbrada gracia; hecho lo cual salió al estanco y comenzó a vender.

Nuestra fuerza de corazón ha de probarse aceptando el reto de la Esfinge y no esquivando su interrogación formidable. No olvidéis, además, que en ciertas amarguras del pensamiento hay, como en sus alegrías, la posibilidad de encontrar un punto de partida para la acción; hay a menudo sugestiones fecundas.

Palabra del Dia

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