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Actualizado: 29 de junio de 2025
Y por fin, las crinolinas dieron al establecimiento buenas ganancias. Isabel Cordero, que había presentido el Canal del Lozoya, presintió también el miriñaque; que los franceses llamaban Malakoff, invención absurda que parecía salida de un cerebro enfermo de tanto pensar en la dirección de los globos.
Desde hacía algún tiempo la melancolía del señor Spronck aumentaba continuamente; había oído hablar de Carlos Munster antes de la boda; le creía muerto cuando se casó con Eulalia, y al saber su regreso, presintió todo lo que los infortunados amantes tendrían que sufrir.
El pobre hombre ¡había, pues, en realidad, vuelto a su casa! Al poner el pie don Jorge, jugador de oficio, en la calle Mayor de Poker-Flat, en la mañana del día 22 de noviembre de 1850, presintió ya que, desde la noche anterior, se efectuaba un cambio en la atmósfera moral de la población.
Las palabras que le murmuraba Huberto le daban una animación, un brillo insólito; atraía todas las miradas. Además, los dos jóvenes formaban una pareja tan encantadora, que todos se detenían para admirar la flexibilidad y la gracia de sus movimientos. La joven, al sorprender las miradas de sus amigas fijas en ella, presintió que le envidiaban aquel novio probable, y esto no la contrarió.
Y sin embargo, usaba barba, una barba recortada á flor de piel en las mejillas y formando sobre el mentón una punta corta y aguda. El capitán presintió que era un marino. En la flota alemana, en la rusa, en todas las marinas del Norte, los oficiales que no iban rasurados á la inglesa usaban esta barbilla tradicional.
Estando en la terraza de un café compró un diario, y antes de abrirlo presintió que este papel recién impreso guardaba algo que podía sorprenderle. Tuvo el obscuro aviso de que iba á conocer cosas hasta entonces envueltas en el misterio... Y en el mismo instante sus ojos tropezaron con un título de la primera página: «Suicidio de un banquero.»
El ingeniero se contuvo cuando iba á contestar. Presintió que tal vez corría el peligro de crearse un enemigo implacable, y dijo evasivamente: Lo he conocido en su aspecto. La sabia quedó reflexionando para comprender el verdadero sentido de tal respuesta. ¡Ah, si! dijo al fin con cierta sequedad . Lo ha conocido usted, sin duda, en mis abundancias corporales.
Palabra del Dia
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