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Actualizado: 12 de septiembre de 2025
Entretanto por todo Agosto, Septiembre y Octubre, se reclutaban soldados en las ciudades de españoles y portugueses: pero en las nuestras no habia sino paz y quietud, y se proveia que, en tanto que se aquietasen las cosas, se despachasen para todas partes exploradores como en otro tiempo, y que estuviesen con mas vigilancia.
En el centro se levanta un elegante pedestal que debe sustentar una estatua: por lo visto los portugueses han tomado el gusto de las estatuas de Lóndres, donde abundan en gran cantidad: bueno es seguir las huellas de los que en Portugal son tan escuchados. La obra verdaderamente notable de Lisboa es el acueducto: depósito inmenso que surte á toda la ciudad de aguas potables.
Juzgo que no es nacion numerosa, pues no bajan con sus canoas al rio Paraguay. Los portugueses, que navegan por Xarayes desde Cuyabá á Mattogroso, dijeron que en algunas arboledas que hay, en los anegadizos de Xarayes, se dejaban ver algunos indios, aunque pocos. No saben de que nacion sean. Pueden ser algunas reliquias de los Xarayes.
Sírveme de fundamento para creerlo un pasaje de la poesía El Huerto deshecho, en que dice haber visitado, sable en mano, á los orgullosos portugueses en la isla Tercera , lo cual ocurrió en 1852 ó 1853.
A Goa acudían agentes o enviados de muchos soberanos a negociar alianzas y a mendigar el favor y el auxilio del virrey. Los rajaes de Cambaya y de Narsinga, el samori, los príncipes y sultanes de Aracan, de Bengala y del Pegu, y hasta el propio shah de Persia, anhelaban la amistad de los portugueses, les enviaban presentes o les rendían parias.
A más de mestizos ingleses, hay algunos de estos últimos casados y establecidos en el país, como también hay portugueses, españoles, filipinos, franceses, japoneses y carolinos.
Los portugueses abrieron camino por estas montañas, para tener comunicacion con los de Mattogroso: pero es camino trabajoso, y solamente para gente de á pié acostumbrada al temperamento poco saludable de aquel clima.
Eran onzas, doblones de a ocho, cruzados portugueses, montones de oro que sacaban anualmente de su encierro subterráneo para que se airease y solease. Y el alférez y su esposa vigilaban impasibles esta operación tradicional, como si su servidumbre removiese sacos de trigo para el consumo de la casa.
Respecto á otras personas se hace valer como un noble castellano, y en este concepto seduce á una dama joven y rica; pero á los ojos de varios portugueses, residentes en Madrigal, así como á los de la Princesa, es indudablemente el rey Don Sebastián, que abriga el propósito de recuperar su reino.
Por otra parte Gomez Freyre se habia enredado en los bosques del Yacuì, donde supo la retirada de Andonaegui; mientras los sublevados, cuyo mayor odio era contra los Portugueses, fueron
Palabra del Dia
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