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Actualizado: 2 de junio de 2025
Para formarse una idea de lo que eran sus pequeñas embarcaciones, Ferragut recordaba las flotas de los poemas homéricos, creadas muchos siglos después. Los vientos infundían un terror religioso á los guerreros del mar reunidos para caer sobre Troya.
Y más poemas parece que compuso Homero, pero otros dicen que ésos no son suyos, aunque el griego Herodoto, que recogió todas las historias de su tiempo, trae noticias de ellos, y muchos versos sueltos, en la vida de Homero que escribió, que es la mejor de las ocho que hay escritas, sin que se sepa de cierto si Herodoto la escribió de veras, o si no la contó muy de prisa y sin pensar, como solía él escribir.
Cesarina va allí muchas veces, y su cuñado, Luis de Vignet, el amigo de Alfonso, está casi siempre; hace versos y se los lee a las señoritas de la reunión; les ha leído también algunos, escritos por Alfonso, que han sido celebrados por la concurrencia: cuando se le interroga sobre su amigo, hace de él un elogio exagerado, le compara a cierto joven poeta inglés, cuyo nombre no recuerdo en este momento: únicamente sé que ha escrito poemas fantásticos que hoy gustan mucho, y les ha prometido presentar a su amigo cuando pasara por Chambery de regreso de Suiza: Alfonso se encontraba entonces en aquel país solo, y habitaba en la cabaña de un pescador a la orilla de un lago.
Y como se presume que los tales letreros están escritos en el antiquísimo idioma de los turdetanos, mi amigo espera reconstituir el mencionado idioma, en el que se compusieron sabias leyes y hermosos poemas hace ya nueve o diez mil años.
Y no solo, entre otros, se equivoca en esto Tiraboschi, sino también cuando sostiene que no existe composición alguna dramática en las colecciones más completas de poemas provenzales.
Y volvía monótona, repitiendo el tema, y la mujercita, que no sabía interpretar la página clásica del maestro italiano, traducía en cambio a maravilla la enervante molicie amorosa, los poemas incendiarios que en la habanera se encerraban.
Creo, no sólo que puede trazar nuevos preceptos para escribir poemas, sino que prefiero á todos esos preceptos, por ser como arte y regla de toda poética, digna de ser seguida é imitada.
Pedro de Alvarado tenía que luchar contra los conjuros de una india gorda, temible hechicera igual a las encantadoras de los poemas antiguos. En un combate mataba de una lanzada a un águila verde que pretendía sacarle los ojos, y al caer, el ave de presa tomaba la forma de un indio muerto.
Por desdicha, pasaban los meses y no venía ninguna compañía dramática. La poesía fué estrechando más y más la amiganza entre Novillo y Apolonio. Novillo celebraba mucho los poemas amatorios de Apolonio, y siempre que componía uno nuevo se lo pedía para «empaparse» en él, decía, leyéndolo a solas.
Así es conocido, más que por su verdadero nombre de Juan de Padilla, el poeta sevillano, autor de El Retablo de Cristo y Los doce triunfos de los doce apóstoles, los dos poemas alegóricos más importantes que produjo la lengua castellana en los fines del siglo XV y principios del XVI.
Palabra del Dia
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