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Actualizado: 25 de octubre de 2025
De este natural poco sufrido, huraño y dado á la cólera, vinieron no pocos disgustos y sinsabores á Herrera, quien con frecuencia se veía solo y sin que ninguno de los muchos jóvenes aventajados que entonces había en Sevilla, quisiese acudir á su casa. «He oído muchas veces dice Ceán decirlo á pintores viejos de Sevilla: que cuando no tenía Herrera discípulos y esto era muy frecuente, mandaba á su criada bosquejase los lienzos, y antes que se secasen los colores formaba él con una brocha las figuras y ropajes.»
Su escuela de poetas y su escuela de pintores, florecientes y luminosas en el siglo XVI, y renovadas en el último tercio del siglo XVIII, dan destellos todavía, a pesar de la general decadencia de nuestra nación.
Ella se consideraba como una superbelleza, más allá de los vulgares límites del vicio y la virtud, una obra de arte viviente, y el arte no es moral ni inmoral, pues le basta con ser hermoso. Poetas, pintores y músicos buscan entregarse al mayor número de admiradores; se esfuerzan por engrandecer el círculo del deseo público; procuran, con una coquetería femenil, atraer nuevos solicitantes.
Los pintores vencidos en aquel certamen fueron Caxés, Nardi y Vicencio Carducho, quien debió de quedar amargado para mucho tiempo, pues seis años más tarde al publicar su libro aún atacaba encubiertamente a Velázquez.
No tardaron los señoritos, a pesar del ideal, en tomar parte más activa en el entusiasmo alegre y expansivo de aquellas artistas. También ellos eran pintores. Y, a pesar de las burlas casi irrespetuosas del pinche y de la sonrisa insultante de Pedro, los dos caballeros quisieron probar sus habilidades metiendo la mano en pastas y almíbares y en cuanto se preparaba. Paco se puso perdido.
Viéndola con alguna detencion, se comprende que haya sido teatro fecundo de admirables escenas para los pintores. Basilea, situada á corta distancia de la frontera de Francia, que concluye en el pueblecito de San Luis, es la primera poblacion importante que se encuentra en la antigua Helvecia.
Parece que nuestro querido sobrino no pierde el tiempo observó maliciosamente el vizconde, refiriéndose a doña Inés y al joven duque. Haznos los honores de tu casa, Pablo. Piensa que sentimos nuestros músculos un poco entumecidos de las posturas que nos dieron los pintores. Para desentumecernos nos vendría muy bien danzar un poco. ¿No tienes por acá un laúd?
En verdad que con semejante tiempo los Santos Reyes, que caballeros en sus dromedarios venían desde el misterioso país de la luz, atravesando la Palestina, a saludar al Niño, debieron notar que se les helaban las manos, llenas de incienso y mirra, y subir más que a paso la esclavina de aquellas dulletas de armiño y púrpura con que los representan los pintores.
Nuestros pintores, áun despues de muertos Rosales y Fortuny, hacen el primer papel en los talleres de Roma, en los mercados de París y Lóndres; y si consiguen sobreponerse á las exigencias de una moda estúpida, que tiende á empequeñecer el tamaño y el asunto de sus concepciones, los nombres de Velazquez y Murillo no serán los únicos que pronuncie la posteridad con cariñoso respeto.
Se sabe también que los reyes se complacían en atraer a sus cortes a excelentes pintores extranjeros: don Juan I de Castilla protege a Gerardo Starnina, florentino; don Juan II a Dello; en 1428 viene Juan Van-Eyck; Jorge Inglés trabaja para el Marqués de Santillana, y cuantos autores han estudiado tan interesante materia, hablan de Juan de Borgoña, y citan como envuelta en dudas la misteriosa figura de un Juan Flamenco cuya personalidad nadie ha logrado poner en claro, pues al paso que unos pretenden ver en él al mayor de los Van-Eyck, quieren otros que sea Memling.
Palabra del Dia
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