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Actualizado: 20 de junio de 2025
Algunos exploradores han bajado á esas simas para medir su espesor y estudiar la temperatura y la composición de los hielos profundos. Han podido hacerlo algunas veces sin mucho peligro, penetrando lateralmente en las hendiduras por los rebordes de las rocas que sirven de ribazo á esos ríos de hielo.
Para tomar su punto de partida hacia más elevados destinos, la Naturaleza prefiere experimentar un encanto inmovible, penetrando en el obscuro sepulcro de ese triste comunismo en que cada elemento desempeña un papel insignificante, y enseña á dominar la inquietud individual, á concentrar la substancia en beneficio de las vidas superiores.
Poco a poco, y sin saber cómo, fue penetrando también en mi mente la idea de que todo en el mundo era despreciable, excepto los teatros por horas. La astronomía, la química, la filosofía, la fisiología, cursilerías propias para ser cultivadas por los hombres inferiores, de los cuales mi amigo Collantes y sus compañeros se mofaban con mucho donaire, o como ellos decían, con muy buena sombra.
Y otra vez pasó por delante de él furiosa, echando hacia fuera los brazos desde los codos abajo, como si se librase así de vínculos imaginarios, y, penetrando en su cuarto, cerró la puerta y dio vuelta a la llave con violencia.
A fuerza de leer todos los días unos mismos periódicos, de seguir el flujo y reflujo de la controversia política, iba penetrando en la lectora la convicción hasta los tuétanos.
Se despepita por ellas... pensó el razonador, penetrando en el establecimiento, sin ver nada de lo que en él había . Come dátiles... luego no está mala; los dátiles son muy indigestos. Y puesto que ella los come, la causa del no salir, no es enfermedad... Luego, es otra cosa... Y viendo entrar a Izquierdo, volvió a mirar su reloj. «Ha tardado doce minutos.
No; pero... no está bien. No estaba bien, pero lo toleró. Sus rostros quedaron tan cercanos, que los rizos de Paz le rozaban a él la frente. La crucecita de oro que la niña lucía en el pecho, temblaba con el movimiento de la respiración, y el viento suave, penetrando por entre los listones de las persianas, parecía empeñado en empujar los cabellos de Paz contra la cara de Pepe.
Astucia de mujer, cavilosidad de hombre, entereza de ánimo, escozor de vanidad ajada, ¡cómo vinisteis a tierra fundidos por aquel calor que, traspasando las telas y penetrando las carnes, llegaba por los nervios al centro de las almas! ¡Vida mía! ¡Juan, por piedad! Fueron dos exclamaciones más henchidas de poesía que el mejor poema.
Poco a poco, de un modo insidioso y solapado, tendiéndome sus redes en silencio y asegurando sus pasos con cautela, fue penetrando en mi corazón el temor del reumatismo. En el espacio que media entre la calle del Arenal y la del Carmen, casi se enseñoreó de él por completo.
Levanta entonces el velo de la tapada que le acompaña, y se ve á Rocamira, que se ha dado traza de huir de la prisión, dejando otra en su lugar, la cual es otra princesa enamorada de Manfredo, que ocultamente le ha seguido á la corte de Navarra, penetrando en la cárcel y haciéndose pasar por Rocamira.
Palabra del Dia
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