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Al amanecer continuamos la marcha hasta las once: á las dos caminamos lo mismo, costeando la cerrillada hasta las seis que llegamos al Bragado Grande, donde se halla acampado el Sargento Mayor D. Pascual Martinez. Anduvimos 10 leguas por el rumbo de E: hallamos el terreno como el del dia anterior. Dia 6.

Mirad que soy testarudo, Y lo que una vez sentencie En justicia, no ha de haber Ordenes que me lo truequen. Lo que hicieres doy por hecho. Mirad que, sin excepción, Al que culpado aprehendiere He de castigar, sin que Valgan glosas á las leyes. Ni aun mi casa reservéis; ¿Queréis más poder que éste? Mirad que me estrecháis mucho, Y que puede ser que acepte. Juan Pascual, lo dicho, dicho.

Importancia de la nueva ciudad de Teruel. Servicios prestados al Rey por el caballero D. Pascual Sanchez Muñoz. Resultado de la primera expedición a Valencia. Conquista de esta ciudad. Los Muñoces y Marcillas.

Ni tomo más alimento que jícaras de caldo y leche y alguna pequeña galleta, ni duermo más que algunos minutos, y estoy tan débil, que hace veintiséis días que no he puesto los pies en la calle, porque no puedo andar. Te abraza tu tío Pascual

A veces se paran á mirar pa dentro, y me temo que si viene Pascual y los ve se va á armar una ... ¡porque tiene un genio! ... se creerá que vienen por mi ... porque como es una así ... tan guapetona ... Cierre usted la puerta. Ya cerré. Clara se quedó pálida como un difunto.

canta el laude pascual; no más duelo, no más lágrimas, no más pesados dolores. Y dice la voz inaudible de los coros angélicos: «Paz en la tierra a los hombres de buena voluntadTodo es paz y todo es contento en el valle de lágrimas.

Su hijo, que después fue marqués de Casa-Muñoz, casó con la hija de Albert, el que daba la cara en las contratas de paños y lienzos con el Gobierno. Eulalia Moreno, hija también del D. Pascual y hermana del actual marqués, se unió a D. Cayetano Villuendas, rico propietario de casas, progresista rancio. Dejamos sueltos estos cabos para tomarlos más adelante.

Don Pedro, valiéndose de los subalternos del asistente, averigua que éste lo sabe todo; pero siente curiosidad de ver cómo sale de este embarazo, é insiste de nuevo en que se cumpla con rigor la ley. Juan Pascual, que se precave de la cólera del Monarca arrancándole una orden solemne, no tarda en ejecutar su proyecto.

En el mismo mes, conversando con Pascual, cacique del otro lado del rio Bueno, delante de Tomas Silva, vecino de esta plaza, me dió las mismas señas que los anteriores; y expuso que cerca de su casa hay un cerro bajo ó loma, de donde no solo se divisa la ciudad, sino hasta la ropa blanca que lavan, y bajado este cerro, habrá cuatro leguas de distancia por el pedregal ó orilla de la laguna.

Su club era el salón de un amigo y pariente, al cual iban casi todas las noches D. Manuel Cantero, D. Cirilo Álvarez y D. Joaquín Aguirre, y algunas D. Pascual Madoz. No podía ser, pues, D. Baldomero, por razón de afinidades personales, sospechoso al poder.