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Actualizado: 1 de mayo de 2025


Don José les perdonaría a los cantonales en su calaverada si aprovecharan el empuje de las fragatas para irse a Gibraltar y conquistar aquel pedazo de nuestro territorio, retenido por la pérfida Inglaterra. Si viviera Méndez Núñez, otro gallo nos cantara. Horrores del cura Santa Cruz. Doña Laura, como si fuera símbolo humano de la unidad y el honor de la patria, sucumbe en aquellos tristes días.

Y en seguida, con pérfida premeditación, añadió : ¡Vaya una fogata que has armao!... Me ahogo... yo me quito la esclavina, y si quieres creerme, desabotónate el chaleco, que luego, en la calle, te hielas.

Papá se había encontrado sin duda algo desconcertado al ver a Roberto, pues, seguramente, tenía todavía sobre el peso de la pérfida carta de la tía; había hecho un ademán de negativa al oírle formular su petición; pero, en el mismo instante, Marta se había presentado. ¡Cuán pronto había vuelto a encontrar sus fuerzas, la pobre enferma, que, pocos minutos antes, yacía agotada en el sofá; cuán pronto había olvidado las penas, los dolores que sufrió durante años!

En sus noches de fiebre deliraba con la pobre Lita y su pérfida madrina, que no era una hada sino una bruja... A cada momento creía que esa bruja venía a robarlo a él también... Pero su naturaleza robusta venció la dolencia. A las tres semanas lo llevó su madre consigo a la nueva casa en que se conchabara, ya convaleciente, amarillo, altote, muy triste, y tan flaco como un espectro...

Y Carmen, desde la imagen benigna de Salvador lanzaba su pensamiento vertiginosamente a la imagen seductora y pérfida de Fernando, y se estremecía con temblamientos angustiosos. Fernando le parecía un sueño delicioso y doloroso que le mordía el corazón.

Cástel. Mayenza. Las riberas del rio. Una hija de la pérfida Albion, á bordo de un vapor y en tierra. Al volver de Wiesbáden á la márgen derecha del Rin, descendimos del tren en Cástel ó Kastel, pequeña localidad que sirve de cabeza al puente de barcas echado sobre el rio, llenando una funcion análoga, respecto de Mayenza, á la que corresponde á Kehl respecto de Estrasburgo.

Tal parece como si el pueblo inglés hubiera nacido del matrimonio de la «pérfida» Albion con algun genio predilecto del Limbo. Ello es que nuestra compañera de viaje pertenecia completamente al tipo candoroso, y que apesar de sus 65 noviembres hablaba como una criatura inocente.

Todos, sin saber por qué, suponemos al mar mujer, todos le dotamos de una personalidad instintiva y cambiante, enigmática y pérfida. En la Naturaleza, en los árboles y en las plantas hay una vaga sombra de justicia y de bondad; en el mar, no: el mar nos sonríe, nos acaricia, nos amenaza, nos aplasta caprichosamente.

Bajo aquel durísimo clima vivían tribus nómadas, cazando los animales de preciosa piel, que les procuraban sustento y abrigo. La pérfida y mañosa política obligóles á establecerse ó á convertirse en agricultores en un país donde no es posible el cultivo. Así es como la muerte se ceba en ellos, y en particular sobre los varones.

Aún duraba el argentino repique y ya Miranda volaba. En su aturdimiento no acertaba con la puerta. Que sale el tren, caballero le gritaron los mozos . Por aquí... por aquí.... Lanzose desatinado al andén: el tren, con pérfida lentitud de reptil, comenzaba a resbalar suavemente por los rieles. Miranda le enseñó los puños, y un sentimiento de impotente y fría rabia apoderose de su espíritu.

Palabra del Dia

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