Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 23 de mayo de 2025
Concha y Amparo recibían una ovación y doña Manuela, roja de orgullo, repartía sonrisas y pesetas a todo el enjambre de diablos negros, voceadores y gesticuladores que se agolpaba bajo el balcón. A espaldas de ellas estaba Andresito Cuadros, que acababa de entrar en el salón con el manteo terciado, una bayeta infame que tiznaba de negro la camisa y la cara.
Nunca creía el público que estaba bastante cerca del toro. «¡Hay que arrimarse más!» Y cuando él, dominando con un esfuerzo de voluntad su organismo, que tendía a rehuir el peligro, conseguía matar un toro como en otros tiempos, la ovación no era igualmente ruidosa. Parecía haberse roto la corriente de entusiasmo que le unía antes con el público.
El barón belga, su rival el alemán y otros más que tenían bigotes, aparecían ahora con el labio superior recientemente afeitado, y esta novedad provocaba la ovación irónica de los amigos. Nélida sonreía, bajando los ojos con modestia.
Cuando el toro sucumbe, se presenta un episodio que armoniza con los combates mismos. En medio de la gritería que aturde, á causa de la ovacion ó de la rechifla, segun el caso, aparecen tantas parejas de mulas bravías cuantos cadáveres hay en la plaza. Aquel dia conté en las seis corridas quince caballos muertos ademas de los seis toros.
«Un dia los hijos del pueblo argentino Orlando sus sienes con lauro divino, Darán á sus manes sagrada ovacion, Y entonces nosotros los Andes cruzando Vereis que volvemos en triunfo llevando Los huesos proscriptos del grande campeon.» * El centinela contempló aquel muerto Que un huracan del mundo arrebató, Y arrodillado sobre el suelo yerto Humilde ante su gloria se postró.
Palabra del Dia
Otros Mirando