Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 2 de mayo de 2025


Y tiene razón la muchacha dijo para el duque de Osuna, pero sin soltarla. Esperanza estaba fuertemente asida al marco de la puerta y pugnaba por desasirse del duque. Si no me soltáis, grito. El duque se decidió á darse á conocer. Y si gritas y vienen y yo no te suelto, te encontrarán con el duque de Osuna.

Para nosotros y para nuestros lectores y para la duquesa, aquella exclamación salía del corazón de la madre y de la amante. Porque doña Juana, enemiga política del duque de Osuna, le amaba; continuaba amándole en secreto; el duque de Osuna era la pasión de toda su vida.

El hombre á quien amas, me dijo anteanoche, con la mayor desvergüenza, que no se hubiera casado contigo por nada del mundo. ¿Pero quién es el hombre á quien yo amo? Yo no extraño que le ames, porque yo también le amo; es decir, le amo porque para el rey, para España, y por consecuencia para , sería precioso si fuese mi amigo, en vez de serlo del duque de Osuna. ¡Ah! ¡creéis que!...

El duque estuvo á punto de hacer un desacierto; pero como un desacierto hubiera producido un escándalo, y el duque de Osuna era demasiado principal caballero para atreverse á un escándalo, se contuvo, salió de la casa, y después de haber dado vueltas á cien proyectos, y de haberlos abandonado por inaceptables, se redujo al último recurso de todo el que desea un casi imposible: á esperar.

Si la ambición de doña Catalina hubiera sido otra, Quevedo hubiera tenido esperanzas de dominarla. Para con doña Catalina no había otro dominio que el amor, y estaba escarmentada, recelosa. Dime, don Francisco dijo doña Catalina sentándose sobre sus rodillas : ¿es cierto que sueñas grandezas?... ¿Yo?... ¿Que, porque las sueñas, te sirves de la soberbia y de la locura del duque Osuna?

Sin embargo, su continente severo y administrativo como pocos y el torrente de voz grandioso con que la naturaleza le dotara suplían bastante bien la deficiencia de otros órganos. Además, Osuna era un ser más débil y más ruin que él. Por esto y por el tumulto que se armó en seguida, en vez de hacerle frente, se escurrió entre la muchedumbre y desapareció en un momento.

Tengo que haceros un encargo muy importante. Un encargo importante... Don Francisco de Quevedo... ¡Don Francisco!... ¡ese hombre!... ¡enemigo del rey!... Os engañáis, madre mía. Secretario del duque de Osuna... Secretario de mi padre. ¡Ah! aún me parece un sueño que el duque de Osuna... pero y bien, ¿qué hay que hacer por don Francisco?

Ella, según dice el tío Manolillo, es la duquesa de Gandía. ¡Ah! ¡la duquesa de Gandía! ¡ah! ¡ah! ¡el duque de Osuna... y la duquesa de Gandía!... ¡por San Lorenzo nuestro patrón! eso es ya distinto... ¿y lo sabe eso doña Clara? Lo ignoro, señor.

Cuando los mentecatos pretenden hacerse graves, ¿quién los entiende? ¿Si su majestad querrá dar al traste con Lerma y servirse de Osuna? ¡Que hable claro su majestad, que no soy yo hombre que sirve para catas, ni para ser traído y llevado? debe de andar la reina... Si yo pudiese ver á la reina... ¡Vamos! lo mejor será no pensar en ello: lo que fuere, sonará.

Llegó á contraer un empeño formidable el duque de Osuna. Y lo que era peor, un amor intenso. Porque doña Juana de Velasco lo merecía todo. Irritábale aquella resistencia, porque él estaba acostumbrado á llegar, ver y vencer, como César. La conducta fría, tiesa, sostenida de doña Juana, le sacaba de quicio.

Palabra del Dia

bagani

Otros Mirando