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Actualizado: 17 de junio de 2025
Al extremo de la Avenida, el jardín de la Recoleta iba igualando los tonos oscuros de su arboleda tropical; y por encima, cerrando la perspectiva en la entrada del cementerio, la iglesia del Pilar, pequeña, simple, con algo de atónito en su distante apariencia: vieja capilla que la ciudad colonial desaparecida había dejado allí disimulada en la humildad de su encanto.
¡En las horas de descanso del día presente cuando en el jardín de la casita en que vivimos lo veo rodeado de mis hijos, que le llaman abuelo, pulcramente vestido de negro, aunque conservando el mismo paso cadencioso y rítmico de los primeros días en que le conocí suelo evocar los viejos recuerdos, y comparando mi existencia de los días oscuros con los que después alcancé, comprendo cuánto le debo y cuál fue mi suerte al encontrarlo en el camino de la vida!
Emma se creyó en el deber de no dejar ir solas a aquellas señoritas al escenario y sus oscuros alrededores, y desde la primera noche, sin consultarlo tampoco con nadie, las acompañó, y las presentó a la Gorgheggi, que las ofreció su cuarto para pasar el rato en amable tertulia durante los entreactos.
El río corre, y sus aguas presentando variados reflejos, ya rojos, ya oscuros, siniestros casi siempre, completan la sorprendente belleza de la espléndida puesta de sol. »Yo me extasío ante ese cuadro que la catedral domina con sus dos ciclópeas torres.
Hubo también, así en los tiempos antiguos como en los modernos, otros Nuezvanas, Ponces y Ebros insignificantes y oscuros; pero misia Melchora sólo considera como suyos a los que figuran en la historia.
Unos acaban en la opulencia y en la gloria y otros desaparecen oscuros y miserables como un astro que después de haber brillado largo tiempo, se oscurece y se apaga. Vosotros habéis tenido un Garrick que dejó millones y está enterrado en Westminster. Nosotros tuvimos un Federico Lemaitre que murió lleno de deudas y que reposa bajo una humilde piedra pagada por sus últimos admiradores.
Lobato, si viajaba de noche, cruzaba a escape ciertos parajes frondosos y oscuros, en que estaba seguro de encontrar asechanzas de aquellos aldeanos, que a la luz del sol temblaban en su presencia.
Todo estaba arreglado ya, excepto un tramo de la estantería donde Julián columbró los lomos oscuros, fileteados de oro, de algunos libros antiguos.
MARINO. Veo que esta noche estás expansivo. ¿Me permites que te haga vanas preguntas? PROCLO. Haz las que se te antojen. Si me es lícito, contestaré. MARINO. Pues con tu venia: ¿qué nos trae aquí desde el fondo del Asia, donde estabas estudiando los más oscuros ritos y misterios del Oriente, y desentrañando su oculto sentido? ¿Es capricho de tu alma o mandato de un numen?
Cayó durante uno de aquellos combates homéricos del general Conrado Villegas , con el bravo Namuncurá , y allá se quedó... como se han quedado tantos modestos y oscuros, de esos que cumplen el deber por el deber y a quienes los eunucos de la acción y del pensamiento les llaman soñadores porque no pusieron, sobre todo, las exigencias de la bestia, sin que la patria les recuerde, por más que le consagraron lo único que poseían: ¡la vida!
Palabra del Dia
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