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Actualizado: 6 de mayo de 2025


Volvió los ojos blandos a su amiga y poniendo en la voz un tono de cariñosa confianza, nuevo, algo parecido, según notó la Regenta, al que había usado Mesía aquella tarde en el balcón del comedor, contestó el Magistral muy quedo: No debo ir con ustedes.... Y el gesto indescriptible, dio a entender que lo sentía, pero que como él era cura... y ella se había confesado con él... y Paco y Obdulia y Visita eran un poco locos, y en Vetusta los ociosos, que eran casi todos, murmuraban de lo más inocente....

Había sonreído entre satisfecha y envidiosa. «Dos mil reales valdría aquello... ... era demasiado... era un escándalo. Si el decoro lo permitiese... si no fuese por vergüenza... exigiría que se le dejase a ella recompensar a las gentes como merecían, sin despilfarros ociosos.

En el camino dijo el del Bosque a Sancho: -Ha de saber, hermano, que tienen por costumbre los peleantes de la Andalucía, cuando son padrinos de alguna pendencia, no estarse ociosos mano sobre mano en tanto que sus ahijados riñen. Dígolo porque esté advertido que mientras nuestros dueños riñeren, nosotros también hemos de pelear y hacernos astillas.

Daba gusto revolver por aquellos rincones escudriñar aquí y acullá, hacer a cada instante descubrimientos nuevos y peregrinos. Los dueños del baratillo, ociosos casi todo el día, se prestaban a ello de buen grado.

Según el viajero inglés Young, al estallar la Gran Revolución, el siervo estaba en la condición de bestia de labranza, trabajando de sol a sol para los ociosos, y alimentándose de raíces en los malos tiempos.

Le caía muy bien la vestidura aquélla al mejicanillo. Luciría en estrados informando en una causa ruidosa, ante un público de ociosos, más o menos criminales también, y de señoras distinguidas.

Si la literatura fuese un reflejo de nuestra existencia y no un entretenimiento halagador para los ociosos, hace años que figuraría en ella como elemento principal el dinero moderno, que ha creado una aristocracia de la voluntad, unos héroes más nobles e interesantes que esos galanes pobres que lloriquean de amor, dicen palabras bonitas y son incapaces de ganar un poco de plata para que la señora de sus pensamientos viva con mayores comodidades.

Al observar la constante emigración de familias a la ciudad y reino de Valencia por la esterilidad del terreno de la ciudad y partido de Teruel, y que otras en bastante número mendigaban, y de aquí la multitud de ociosos que por do quier pululaban, los Ilmos. Sres.

Tanto más, cuanto que Soledad comenzaba á ser festejada y requebrada de cuantos á su lado cruzaban, jóvenes ó viejos. Era el recreo de los ociosos que acudían á la hora del crepúsculo á ver salir las costureras de sus talleres, el orgullo de su familia y la envidia de las compañeras.

Y šaliendo cerca de las onze horas, halló otros que eštavan ociošos, y dixoles, Porÿ eštays aqui todo el dia ociošos? Dizenle [ellos,] Porque nadie nos ha cogido#. Dizeles, Id tambien vošotros

Palabra del Dia

abisinia

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