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Actualizado: 26 de junio de 2025
Observamos que de la parte de las Tullerías bajaba un carruaje, en cuyo torno se agrupaban los transeuntes, nos aproximamos y no tardamos en distinguir á nuestra paisana, que venia, sola con su hijo. La antigua condesa de Teba es una fisonomía delicada, noble, bella y majestuosa. Indudablemente es uno de esos tipos privilegiados, capaces de inspirar una pasion profunda.
Mas para seguir al poeta hasta la altura en que se sublima, para que no nos choque lo excéntrico de sus ideas, nos es indispensable, como observamos antes en ocasión análoga, transportarnos por completo á su época y juzgarla con sujeción al espíritu del catolicismo español, origen de esta poesía.
A las seis seguimos la marcha, á las diez paramos en una laguna chica accidental; anduvimos 6 leguas por el rumbo del SE, observamos en 35 grados 38 minutos S. A las tres de la tarde continuamos la marcha, hasta las cinco, que paramos en el Arroyo del Comandante, el que es chico.
El 9 llegamos al Rio de Tarija como á las once del dia, y caminando rio arriba, observamos á su entrada tener á la parte del N una sierra alta. A la legua otra sierra al lado del S, una y otra montuosas; y por el medio de ellas corre este rio. Se registran á una y otra márgen cuantiosas maderas de nogales, laureles, cedros, quina-quina, pacar
Aun prescindiendo del germen íntimo de estas poesías, nos encanta además la pompa que observamos en la exposición de sus partes. Quizás en ningunas otras obras suyas han concentrado los poetas españoles tanta riqueza poética ni dominádola tan profundamente.
A las seis y media seguimos, costeando, y haciendo las mismas diligencias que ayer, hasta las once y media que paramos en un arroyo chico, habiendo caminado nueve leguas por el rumbo del NO: hallamos buenos pastos y algunos arroyos buenos; observamos en la latitud de 37 grados 57 minutos. A las tres continuamos la marcha, y á las cuatro paramos en otro arroyo de igual circunstancia.
Débil y blanquecina claridad azuló el cielo antes negro. Volviendo atrás nuestros ojos, vimos la irradiación de la aurora, un resplandor que surgía detrás de las montañas; y mirándonos después unos a otros, nos vimos, nos reconocimos, observamos claramente a los de la segunda fila, a los de la tercera, a los de más allá, y nos encontramos con las mismas caras del día anterior.
Cuando los ojos se fueron acostumbrando, observamos allá en el fondo, brotando de la peña, un raudal enorme, verdadero río, que caía en un estanque cerrado toscamente por piedras. El sitio era el más grato que pudiera hallarse en tal instante. La frescura singular que se sentía dilató nuestros pechos, harto oprimidos, y nos hizo prorrumpir en exclamaciones de bienestar. Nadie quería salir de allí.
En otros casos, en que sus dramas nos dejan en el alma un sentimiento de disgusto, observamos que el poeta, que comienza casi siempre con atrevimiento y energía incomparable, decae después en el desarrollo de su obra, ó que, arrastrado por un deseo inmoderado de escribir, ó cediendo á la necesidad de concluir pronto, no reflexiona en su plan, ni lo madura como debe.
Durante muchas horas seguimos con la mirada el curso del torrente y con sorpresa observamos que la superficie del arroyo cambia á nuestra vista.
Palabra del Dia
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