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Actualizado: 12 de julio de 2025


Á la buena mujer, mientras sus dos hijos comenzaban á contender en este terreno, se le iban enrojeciendo los ojos, fenómeno que, en idénticas circunstancias, había observado de algunos días á aquella parte el tío Nardo con no poca sorpresa; y sabiendo por la experiencia que si no combatía la emoción á tiempo no podría disimularla, dió al diálogo otro giro diverso, preguntando al muchacho: ¿Te dió la carta don Damián?

El tío Nardo á la derecha, con su vestido nuevo de paño pardo, y su mujer al otro lado, con muselina blanca á la cabeza, la saya morada de los domingos colgada al hombro, y terciado en el brazo opuesto un gran paraguas envuelto en funda de percal rayado.

Diéranle a ella un buen clavel, un nardo, una rosa de la tierra, y en fin, todas aquellas flores que ilusionan el sentido en cuanto uno se acerca a ellas... ¿Y qué tal nos encontramos esta tarde? dijo D. Evaristo inclinándose para verle la cara.

¡Anda, anda!...; ¡echa por esa boca desventuras y lástimas! ¿Por qué no te acuerdas del hijo del Manco y de el del alguacil, que dicen que gastan coche en la Habana y que están tan ricos que no saben lo que tienen? Vaya, Nisca, que hoy te da el naipe para sermones de ánimas.... Todavía me has de hacer ver el asunto por el lado triste. ¡Dichoso de ti, Nardo, que no le has visto ya!

Total de gastos, con hospedaje y alimentos de las tres personas en el Cuartelillo, cinco napoleones. Nada, pues, le quedaba ya que ver, como él decía, cuando le avisaron que era preciso embarcarse, porque estaba la fragata lista para darse á la vela. Esta noticia, que no le sorprendió lo más mínimo, acabó de anonadar á su madre y sacó, por un instante, de su habitual atolondramiento á tío Nardo.

El nogal entreteje su anchuroso ramaje con el caoba y el ébano; el cedro deja crecer a su lado el clásico laurel, que a su vez resguarda sobre su follaje el mirto consagrado a Venus, dejando todavía espacio para que alcen sus varas el nardo balsámico y la azucena de los campos.

Tío Nardo, más optimista, por no decir menos cariñoso que su mujer, no comprendiendo aquel trance tan angustioso, hacía los mayores esfuerzos por atraerla á su terreno. Yo no , Nisca le dijo cuando estuvieron solos, qué demonches de mosca te ha picao de un tiempo acá, que no haces más que gimotear.

con nardo machacado María unge los santos pies del Señor, regándolos de lágrimas y enjugándolos con los cabellos. Y dice Belarmino: Amore currit saucia Pedes beatos ungere, Lavare fletu, tergere Comis, et ore lambere; herida de amor, corre a ungir los santos pies, a lavarlos con llanto, a enjugarlos con la cabellera, a acariciarlos con la boca.

Por lo pronto, allí le tenía para servirme en lo que quisiera mandarle... Nardo Cucón, el «Tarumbo», si lo quería más llano y conocido, porque así le llamaban de mote, no sabía por qué, pero era la pura verdad que no le ofendía... En fin, ya estaba cerrado el boquete...

3 Entonces María tomó una libra de ungüento de nardo líquido, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y limpió sus pies con sus cabellos; y la casa se llenó del olor del ungüento. 5 ¿Por qué no se ha vendido este ungüento por trescientos denarios, y se dio a los pobres? 7 Entonces Jesús dijo: Déjala; para el día de mi sepultura ha guardado esto;

Palabra del Dia

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