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Actualizado: 18 de junio de 2025
Á la dudosa luz de la luna que entraba en el templo por el estrecho ajimez del muro de la capilla mayor, vi una mujer arrodillada junto al altar.
Sentóse en el alféizar, echando las piernas fuera, y lentamente empezó a descender, tanteando con los pies las oquedades del muro para evitar que rodasen piedras sueltas, denunciándole con su estrépito. Al tocar tierra sacó el revólver de la faja, y agachándose, casi de rodillas, con una mano en el suelo, comenzó a seguir el contorno de la base de la torre.
En 1507 se abrieron en la catedral dos puertas nuevas, una en el muro de poniente para que el obispo pudiese mas cómodamente ir y volver á su palacio, y otra junto á la fuente que llaman del Caño gordo en el muro septentrional del patio de los Naranjos.
Para tener una idea exacta de Valencia, ciudad de la mas extraña fisonomía, es necesario subir hasta la altísima plataforma de la octógona torre de la catedral, edificio, singular, independiente del templo y que arranca desde el exterior del muro de la fachada, sobre la plazuela misma.
Constituía el final de la excursión una bonita aunque pequeña quinta recientemente blanqueada, y que se destacaba en agradable contraste sobre un grupo de pinos, algunas de cuyas primeras filas habían arrancado para dar lugar al muro que rodeaba un simétrico jardinito.
El amplio corral entre el cuerpo de la plaza y el muro de las dependencias estaba lleno de público que antes de ocupar sus asientos quería ver de cerca a los toreros.
El palacio episcopal fué reedificado á mediados del siglo XV por el obispo D. Sancho de Rojas y Sandoval, y entonces subsistió el pasadizo, y por consiguiente el muro de donde arrancaba. D. Alonso de Aguilar lo incendió pocos años despues, y vuelto á reedificar por el obispo D. Pedro Solier, dejó el pasadizo intacto.
Haz que formemos, Señor y Maestro, contra ambiciones un sólido muro, por la memoria inmortal del ancestro, por el destino del nieto futuro. Frente a la audacia del imperialismo, que en triunfo ostenta el orgullo del yelmo, danos tu lumbre, tu bravo heroismo, y une las almas en fuerte cogüelmo.
Desde el año siguiente al de la espugnacion de la ciudad habia dado el ejemplo el santo rey labrando para sí una, dedicada á S. Clemente , contra el muro de mediodia, en un espacio que abrazaba de oriente á poniente tres naves principales y de norte á sur cuatro trasversales.
Y esta vuestra mortal, triste caída entre el muro y el hierro, os va adquiriendo fama que el mundo os da, y el cielo gloria. -Desa mesma manera le sé yo -dijo el cautivo. -Pues el del fuerte, si mal no me acuerdo -dijo el caballero-, dice así: Soneto
Palabra del Dia
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