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Actualizado: 13 de octubre de 2025
Llamábase municipio Mellariense: dió una fuente nombre al lugar, y á ambos la grande abundancia de miel que se recoge por allí. Debió ser de bastante importancia, puesto que erigia estátuas á los varones beneméritos, como lo prueba la inscripcion que se conserva en la puerta de su fortaleza, hoy iglesia parroquial, y que publicó en sus Antigüedades Ambrosio de Morales.
Ya podrá ser honrado, rico y hasta casado con tayabense que no le bastará para librarse de la cruzada que ha de levantarse contra él ... En esta cuestión el tayabense no prescinde por nada, ni por nadie, y sacrifica si es preciso la honra, la familia y la gratitud. Esto que pasa en el municipio aumenta en el seno del hogar.
Confuso y abatido, con los ojos terriblemente inyectados y la faz amoratada, que daba miedo, se retiró al fin a su casa, después de pasar todo el día en la del municipio. Ni un rey a quien despojasen de la corona, sentiría golpe tan tremendo. Llegó a su domicilio sin escolta, como el más ínfimo particular.
Pero si nada de esto necesita para lo material de la vida, las fuerzas que economiza no puede emplearlas como el romano; fáltale la ciudad, el municipio, la asociación íntima, y, por tanto, fáltale la base de todo desarrollo social; no estando reunidos los estancieros, no tienen necesidades públicas que satisfacer; en una palabra: no hay res pública.
Con esto no se conformó la Sociedad, quien en 14 de Junio hizo una solicitud al Municipio pidiendo se revocase el acuerdo de los derechos sobre el coliseo, cosa que se llevó á cabo.
A las ocho de la mañana se reunieron en casa del Gobernadorcillo, cómicas, cómicos y comparsas, vistiendo los trajes de más lujo que habían de lucir en la comedia. Tintay y Tenten con todo el acompañamiento de moras y cristianas, de reyes y emperadores, y de ejércitos fieles é infieles, asisten con todo el municipio á la función de iglesia, de aquí se dirigen al teatro y empieza la comedia.
En los comienzos del siglo XIX, era ya manifiesta y patente la decadencia del paseo cuyo aspecto era en verdad poco ameno y agradable, pues con gran detrimento del ornato, había abandonado su cuido el municipio.
La oscuridad era grande en ambos soportales, porque los faroles del municipio despedían sus pálidos rayos a respetable distancia. Sólo servían para esclarecer en apartados parajes de la plaza un círculo bastante reducido, produciendo reflejos tristes sobre las piedras mojadas del suelo.
Todas las tardes pasaba horas enteras visitando las obras del Ensanche, las reformas que el Municipio emprendía en los caminos vecinales.
En resolución, combatido don Paco por harto contrarios sentimientos, aunque se propuso no desistir de la empresa que había formado de manera muy vaga, se propuso también proceder con la mayor cautela y ser lo más ladino que pudiese, aunque en estos negocios no le sucedía como en los negocios del Municipio, y el ser ladino no era su fuerte. Así discurriendo, pasó don Paco revista a su ropa blanca.
Palabra del Dia
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