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Actualizado: 19 de mayo de 2025
Y recordando a tres segadores andaluces muertos de asfixia, según había leído en uno de sus papeles, intentaba en vano mirar de frente al sol y le amenazaba con el puño cerrado. ¡Asesino!... ¡Reaccionario!... ¡Lástima que no estés más abajo el día de la gorda! Cuando llegó al depósito de mercancías, detúvose un momento a descansar.
En Melinda debían venderlos o dejarlos en depósito y tomar en cambio mercancías de Abexin, Arabia y Egipto y aun algunas de Siria, de las islas de la Grecia y de la misma Italia que todavía llegaban hasta allí, importadas en Egipto por los venecianos, a pesar del golpe mortal que a su comercio habían dado los portugueses.
Allí hallareis un gran movimiento de negociantes, obreros y mercancías, de viajeros curiosos, de gentes de los mas diversos tipos.
Bien pronto, los inmensos campos de cacahuales dieron abundantísimas cosechas, los varios talleres produjeron tegidos y otros objetos de fabricacion, que llevados á Santa-Cruz, y luego al Perú, daban en retorno de mercancias, lo suficiente para abastecer á la provincia. Cada iglesia llegó á ser un templo suntuoso, lleno de ornamentos, de estatuas, y sobre todo de numerosas chapas de oro y plata.
Además de todo aquel convoy de mercancías consignado al ejército, hallábanse otros coches atiborrados de géneros que algunos comerciantes de Bayona llevaban a ver si vendían al por menor. Había también cerca del puente, sobre el riachuelo Ugarona, una porción de cantineros con sus cestas, frascos y cachivaches.
Si ha de emprenderse este viage, en la citada estacion, para conducir mercancias, es menester ir embarcado, y entónces la distancia se duplica; pues hay que bajar el rio Machupo hasta su confluencia con el Itonama, y subir por este en seguida hasta Magdalena, trazando un ángulo agudo. En tiempo de lluvias este camino se abrevia, atravesando en canoa las llanuras inundadas.
Aquí igualmente se veía el germen del mercader de arrugado ceño, barba gris y rostro devorado de inquietud, en el joven dependiente, lleno de viveza, que va adquiriendo el gusto del comercio, como el lobezno el de la sangre, y que ya se aventura á remitir sus mercancías en los buques de su principal, cuando sería mejor que estuviera jugando con barquichuelos en el estanque del molino.
Sus aguas son surcadas de contínuo por frágiles embarcaciones que transportan los productos de unas á otras islas, sosteniendo un activo tráfico de cabotaje, que reuniendo las mercancías en los puertos de Cebú, Ilo-Ilo y otros menos importantes, los ponen en condiciones de abastecer el gran mercado del Archipiélago, Manila, y exportar directamente al exterior enormes cantidades de azúcar, café, cacao, abacá, tabaco y otra infinidad de productos que por su bondad son tenidos en grande estima.
Los contrabandistas no habían tomado parte en esta discusión; tal prisa se daban a embalar las mercancías que contaban obtener a mejor precio, gracias a este incidente.
Cuanto más, que si la mora, como ella decía, daba dineros para rescatarlos a todos, que, estando libres, era facilísima cosa aun embarcarse en la mitad del día; y que la dificultad que se ofrecía mayor era que los moros no consienten que renegado alguno compre ni tenga barca, si no es bajel grande para ir en corso, porque se temen que el que compra barca, principalmente si es español, no la quiere sino para irse a tierra de cristianos; pero que él facilitaría este inconveniente con hacer que un moro tagarino fuese a la parte con él en la compañía de la barca y en la ganancia de las mercancías, y con esta sombra él vendría a ser señor de la barca, con que daba por acabado todo lo demás.
Palabra del Dia
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