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Actualizado: 11 de junio de 2025


La niñera no tenía otra obligación que la de mirar por ella y acompañarla incesantemente; la quería de todo corazón, y era esclava de sus menores caprichos; hacíanla estrenar un vestido cada semana, y no se ponía tasa a sus antojos de juguetes.

No he visto jamás en hombre impudencia, vanidad y desenfado como los suyos... tened cuenta con todo lo que haga y diga, hasta en las menores cosas, porque da contento al Rey saberlo, y me encarga os lo recomiendeLos despachos atestiguan que el conocimiento de la persona era tan exacto como el de las intenciones. No menos le conocían en Inglaterra.

Las únicas profesiones lucrativas eran: la guerra, reservada a los nobles, y la religión para los segundones de los nobles en los beneficios mayores y para los plebeyos en los menores.

Quitádose que hubo esta vestimenta, tuve que prestarle mi buen jubón y calzas de paño para que no le viese algún caminante en ropas menores y aun me pidió el grueso par de medias que yo llevaba para preservarse, dijo, del airecillo algo frío, mientras rezaba yo mis oraciones.

Era éste un bolivianito, diablo y travieso, que nunca se resignaba a hacer tranquilamente su papel de astro nocturno. En seguida ocupaban su sitio los planetas mayores y después los menores. Júpiter con sus lunas, Urano en la última línea del círculo, Saturno circundado por su anillo luminoso.

No les aterraba solamente la idea del peligro en que se habían hallado, pues de otros no menores habían salido con sereno espíritu, sino el cuadro de muerte y desolación que habían contemplado sus ojos entre la furia de la galerna.

Usted debe estar siempre en plena representación delante de su marido; ha de interpretarle continuamente la comedia del descuido; en este momento es usted joven, todo marcha bien y las menores cosas le resultarán fáciles; dentro de diez años habrá perdido usted ya su brillo y ganado otros atractivos. Yo así lo espero.

Por motivos menores y particulares se encendían cada día, y aún se encienden, grandes incomodidades entre curas y administradores; como los pueblos tienen obligación de alimentar a los curas, y esto corre a cargo de los administradores, éstos, estando enemistados como regularmente sucede, tienen ocasión de vengarse del cura haciéndole esperar, dándole lo peor y escaso, y por otros medios dictados por el espíritu de venganza.

La cocinera, una criolla vieja, clamó, santiguándose espeluznada: ¡Avemaría purísima! ¡Avemaría!... ¡Avemaría!... ¡Avemaría!... exclamaron otra vez, uno por uno, los hijos del mayordomo. Y, temiendo que Juanillo fuera el ogro de los cuentos y los devorase también a ellos, escondiéronse los menores detrás de los mayores. Formaron así una larga hilera, como cuando jugaban al Martín Pescador...

La madre adoptiva analizaba sus menores palabras y sus menores gestos... Carlos parecía tranquilo y contento... Pero evitaba el mirarla... Además, ¿por qué iba a Argicourt?... La visita de cumplimiento por su próxima partida y, sobre todo, la presencia de Eva, bastaban para explicar... Evidentemente, no había para qué alarmarse...

Palabra del Dia

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