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Actualizado: 26 de junio de 2025
Se vuelve con las demas naos, sin hacer memoria de repetir los socorros. Con estas disposiciones, ¿qué fin habian de tener aquellos miserables? Claro está. La pérdida de todos. Veamos ahora cual fué la causa de estas desgracias, y de que se malograse un fin tan santo. ¿La inutilidad de aquellos terrenos, ó las malas disposiciones de Diego de Rivera? Bien se deja entender que estas últimas.
Las llagas hechas con esta espina, atraen algunas veces muy malas consecuencias, porque frecuentemente se quiebra la espina en la herida, y no puede sacarse sino por una incision peligrosa en las partes tendinosas de los pies. La llaga es insufrible, inflamase y no supura, ocasionando calentura con convulsiones, que terminan en ofiótomos ó tétanos, y causan al fin la muerte.
Y para que se vea cómo las gastaba Roque Simón, copiaré del manuscrito de la Información, estos dos casos: «El verano pasado, porque el nevero que vendía en la Alameda no le guardó nieve, fué á su casa y lo injurió con muy malas palabras y lo hizo, por su autoridad, llevándolo á la cárcel de la audiencia, donde lo tuvo tres días, haciéndole muchas molestias, de que hubo muy grande nota....»
Hombre, yo soy casado protestó Manzanares . No haga malas suposiciones: yo no pienso ya en esas cosas. Pero Maltrana insistió. Le gustaba la francesa y tampoco le parecía mal Conchita, aquella compatriota que iba sola a Buenos Aires. ¡Un hombre de mi edad! exclamó Manzanares . ¡Y con el estómago perdido!... Esa Conchita es una muchacha decente; no hay más que verla: una señorita.
Solo Ana, de cuantas jóvenes había conocido a su vuelta de las malas tierras de afuera, le había inspirado, aun antes de su enfermedad, un respeto que en sus horas de reposo solía trocarse en un pensamiento persistente y blando.
Cuando pasan de dicho grado, y tocan en lo trágico, son malas representaciones artísticas, porque son pasiones, defectos y dolores impurificables que no se hermosean. No producen ya lo cómico, ni menos lo patético, sino lo deforme y lo repugnante y asqueroso; realismo deplorable de que hoy padecen el drama y la novela.
Esta verdad se verificó en don Quijote, el cual, dando lugar a la furia del pueblo y a las malas intenciones de aquel indignado escuadrón, puso pies en polvorosa, y, sin acordarse de Sancho ni del peligro en que le dejaba, se apartó tanto cuanto le pareció que bastaba para estar seguro. Seguíale Sancho, atravesado en su jumento, como queda referido.
Las malas pasiones son un poderoso auxiliar en la carrera que la juventud de la Academia ha emprendido, o como decía cierto subsecretario amigo mío, «en la política es necesario tener algunas onzas de mala sangre.» Consuela y ensancha el ánimo un espectáculo semejante. Los vergeles de la política española tienen un vivero en la Academia de Jurisprudencia.
Chico, no he venido a que me echases las cartas y me adivinases el pensamiento. He venido, óyelo bien, a impedir ese matrimonio. Por todos los medios; por las malas, si no lo logro por las buenas. ¿Por las malas, señora? ¿Qué puede temer un siervo de Dios? Si tú fueras solamente un siervo de Dios, quizás no tendrías nada que temer.
11 Porque el que le dice bienvenido, participa con sus malas obras. 12 Aunque tengo muchas cosas que escribiros, no las he querido escribir por papel y tinta; mas yo espero ir a vosotros, y hablar cara a cara, para que nuestro gozo sea cumplido. 13 Los hijos de tu hermana elegida te saludan. Amén. 4 No tengo yo mayor gozo que éste, el oír que mis hijos andan en la verdad.
Palabra del Dia
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