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Actualizado: 25 de junio de 2025


Todos estos cuadros, que, por ejemplo, se observan en Los Prados de León, en Los Tellos de Meneses, en Los Benavides y en otras muchas comedias suyas, son tan lozanos y enérgicos, que á no estar completamente estragado por las descoloridas imágenes, que en nuestros tiempos se han vendido por poesía, no se puede menos de tributarles nuestra sincera admiración; y por mucho que se repitan, siempre parece nueva la impresión que nos hacen.

En Fuerte Sarmiento los había que databan de poco después de la expulsión de los indios, y con treinta y tantos años de existencia estaban mejor que el día en que los sembraron. Según los cortaban crecían más fuertes y lozanos.

La senda que había de seguir, en particular, era la siguiente: apoyarse en los trabajos de sus predecesores; aceptar el drama español, tal como lo encontraba, con todas sus modificaciones y todas sus divisiones, sin remover en lo más mínimo los cimientos del sistema dramático predominante, y, á la vez, cultivar por todos los gérmenes lozanos preexistentes, y hacerlos florecer con sus nimios cuidados; desenvolver cuanto hallaba confuso y sin orden; redondear lo anguloso, y transformar en un conjunto orgánico lo suelto y lo imperfecto.

Al consumar don Manuel aciagamente sus propósitos de última voluntad, exacerbó todas las malas pasiones de su familia y sembró de torturas la senda de Carmen allí donde quiso dejar para ella rosas de piedad y lozanos capullos de ternura.

En todos los diarios se pondera la extension de los campos, la feracidad del suelo, y el aspecto pintoresco de las vegas, sombreadas de una variedad de árboles, tan lozanos como corpulentos. Los cedros, los vinales, los lapachos, los algarrobos, etc. ostentan dimensiones colosales, y cuentan siglos, de existencia.

La rectitud de la conciencia de Doña Blanca y sus severos fallos, hallando un leal y decidido ejecutor en D. Fadrique, daban así sus resultados naturales, proporcionando pingüe herencia á aquellos mitológicos angelitos, vástagos lozanos de la familia de Solís.

El Santo Rey los había ahuyentado á todos. Hecho el reconocimiento, bajaba, si bien marchitas las esperanzas, inmutables, firmes y lozanos los bríos. Poco á poco observaron los sitiadores aminorarse el número de los que le acompañaban, hasta que le vieron subir solo. Siguió impertérrito en su inspección diaria que hacía descolorido, caído de fuerzas, pero siempre entero de ánimo. Un día no subió.

Vuestra dulce fisonomía me parece hoy más risueña que nunca, vuestro cariño más tierno y vuestros hermosos cabellos blancos más delicados. «Esta mañana he contemplado los bosques sin hojas, y me han parecido verdes y lozanos; al cielo plomizo lo he hallado azul, y me he reconciliado de pronto, con la imaginación.

Don José era bondadoso y reposado, D. Fadrique un diablo de travieso; pero D. José no atinaba hacerse querer, y D. Fadrique era amado con locura de ambas chachas, del feroz D. Diego y del ya citado P. Jacinto, quien apenas tendría treinta y seis años de edad cuando enseñaba la lengua de Cicerón á los dos pimpollos lozanos del glorioso y antiguo tronco de los López de Mendoza bermejinos.

Árboles lozanos y gigantescos crecen hasta en los más elevados picos, arraigan hasta en las hendiduras de las peñas y forman enramadas y verde bóveda sobre los mil senderos y veredas que cruzan los valles y que serpentean por la falda de los cerros, dibujándose como bordado de oro sobre el florido manto y sobre la mullida alfombra de hierba fresca que por todas partes se extiende.

Palabra del Dia

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