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Actualizado: 22 de junio de 2025


Más arriba estaban las llamadas galerías, donde es admitido el público, siempre que presente sus tarjetas especiales. Las sesiones son tumultuosísimas. Se camina, se habla, se grita, se gesticula, se ríe, se golpea, se vocifera, mientras habla el orador, al unísono.

Además, era justo que «el cuyano» lo indemnizara por los grandes perjuicios profesionales que iba á sufrir. Y enumeró todas las tabernas, llamadas «pulperías», y todas las casas «de remolienda» donde por la noche tocaba la guitarra cantando cuecas y relatando cuentos verdes.

En esto un rudo golpeteo, como al desembocar del carrejo en la salona, y al mismo tiempo una voz que respondía a estas llamadas enérgicas: ¡Allá va, jinojo!...

Hay una sola comedia de Calderón, de las llamadas burlescas, que se titula Céfalo y Procris, parodia de otra suya, Celos aun del aire matan.

Cerca de la playa en esta parte hay dos colinas pequeñas y redondas, llamadas los Cerros de los Lobos Marinos. La playa consiste en peñas altas, y grandes piedras. Mas abajo, hácia el sur, toda la boca del rio Colorado, ó primer Desaguadero tiene sus orillas perpendiculares, de tan grande altura que inspira horror al mirarlas; pero terminan en arenas, y bajios.

»Las que más se distinguen ahora son las mencionadas Escribanas y de Codillo. Las primeras, llamadas así por ser hijas del difunto escribano Garduño, que dejó bastante dinero, aunque no lo que suponen las gentes, son tres y la madre: ésta bajita y gorda, y aquéllas altas y delgadas, no de mal parecer, pero tampoco guapas.

Representan en patios, comunes á muchas casas, de suerte que las ventanas, llamadas rejas, porque las tienen de hierro, no pertenecen á los autores, sino á los propietarios de las fincas.

Yo confieso que me horroriza sólo el pensar que estas leyes de la venganza, llamadas leyes del honor, no sólo se sostienen en las comedias sin oposición, sino que se reciben con aplausos, en desdoro de la razón, de la humanidad, de la Iglesia y del Evangelio de Jesucristo.

Mucho pido, y no soy digna de merced tan señalada: los pies quisiera traerte, que a una humilde esto le basta. ¡Oh, qué de cofias te diera, qué de escarpines de plata, qué de calzas de damasco, qué de herreruelos de holanda! ¡Qué de finísimas perlas, cada cual como una agalla, que, a no tener compañeras, Las solas fueran llamadas!

D. Cristóbal de Rojas y Sandoval atendió tambien muy particularmente á la continuacion de la obra; la catedral en su tiempo gozó para la Fábrica de cierto aumento en las rentas de pan y maravedís, llamadas escusados, que pagaban las parroquias desde el año 1487 á proporcion de los diezmos de cada una.

Palabra del Dia

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