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Actualizado: 1 de junio de 2025
Confirmaba los que el conde relataba, con un movimiento de cabeza. Cuando nos levantamos de la mesa, yo me apresuré a despedirme por no molestar. Isabel aprovechó el momento para rogar a su padre que fuese aquella noche con ella al teatro. El conde respondió, mientras encendía un cigarro: No puede ser: ya sabes que no me gusta la ópera.
Cuando nosotros la levantamos, aconsejados por él, y la concluimos, al verla tan nueva y tan linda, le propusimos que se fuera a vivir en ella, porque le debemos muchos beneficios, y que nos dejara el curato para la escuela, pero se enfadó con nosotros y nos preguntó si él valía acaso más que los niños del pueblo, y si necesitaba ocupar tantas piezas él solo.
Todo argumento probó ser inútil. El funcionario policial tenía la convicción de que Burton Blair no había sido víctima de un crimen, y, por lo tanto, no podíamos esperar ninguna ayuda de él. Con marcado disgusto nos levantamos y salimos de la Scotland Yard, volviendo a Whitehall. ¡Es un escándalo! declaró enojado Reginaldo.
Cierto es respondió el cura, que con la preocupación perdía la cabeza. Entonces no te abrigues mucho, no sea que luego te resfríes. Nos levantamos de la mesa después de haber hecho infructuosos esfuerzos para mascullar algunas migas de pan y pastel. ¡Ah!, ¡cuánto siento exclamé, estallando en sollozos, cuánto siento dejaros, mi querido cura!
Amaneció claro, y pasamos al reconocimiento dicho; levantamos su plano con los rios segun se hallará en él y su explicacion. Dia 17. Dia 18.
Nos levantamos de la mesa y nos acercamos a los cristales a admirar aquel cuadro sublime ante el cual empalidecían las luces del baile. Blanca estaba apoyada en mi brazo y dejaba caer su cuerpo débilmente sobre el mío. Es linda la madrugada le dije, oprimiéndola con pasión...
Era chato, rojo, rubio, con unos bigotes amarillentos, caídos y lacios como los de un chino; el traje negro, casi de etiqueta, que en aquella taberna llamaba la atención. Yo me constituí en su defensor, y pensé que si se burlaban de él tenía derecho para hacer algún disparate. Nos levantamos los dos.
En el ensayo general nuestra amiga había hecho verdaderos prodigios: hubo un instante en que los pocos curiosos que asistíamos a él nos levantamos electrizados, convulsos, gritando desaforadamente. No pueden ustedes figurarse qué a maravilla decía su parte.
La tarde la empleamos con su compañia, en registrar el terreno, lagunas y el Salado. Dia 10. Levantamos el plano de lo que contiene este terreno, en el cual se hallar
Luego, levantamos las velas y nos echamos al mar. Había dentro del quechemarín agua y comestibles para unos días. Por la mañana, raspamos el nombre del barco, que se llamaba Betty, y le bautizamos con el de Rosa, de la matrícula de Bangor, el pueblo de Allen. Navegamos todo el día y toda la noche y pudimos comer y descansar.
Palabra del Dia
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