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1 Yo vine a mi huerto, oh hermana, esposa mía; he cogido mi mirra y mis aromas; he comido mi panal y mi miel, mi vino y mi leche he bebido. Comed, amigos; bebed, amados, y embriagaos. He lavado mis pies; ¿cómo los tengo de ensuciar? 4 Mi amado metió su mano por el agujero, y mis entrañas se conmovieron dentro de .

Se cuecen dos vasos de leche con un palito de canela, y cuando rompe a hervir se incorporan dos onzas de arroz bien lavado; a medio cocer se echa un cuarterón de azúcar, se mueve de vez en cuando, hasta que esté cocido, y se retira del fuego.

El pantalón de mahón, que Rosa Mística había lavado por milésima vez, pasándolo por agua de paja que, por desgracia, no era el agua de Juvencio, se había encogido de tal modo que apenas le llegaba a media pierna. Las charreteras se habían puesto de color de cobre. El tricornio, cuyo erguido aspecto no habían podido alterar ocho lustros de duración, ocupaba dignamente su elevado puesto.

Nunca estuve más descuidada y alegre que ayer por la mañana profirió al cabo en voz baja la joven. Había lavado y vestido á mis hermanos y tenía mi ropa extendida sobre la cama para ponérmela cuando volviese de la fuente... Pensaba en la romería... Pensaba en bailar hasta caer rendida... Pensaba en ver á Flora... Cuando bajé la escalera encontré á mi madre llorando.

Y con esto me pusieron en la cama, después de haberme lavado, y se fueron. Yo no hacía a solas sino considerar cómo casi era peor lo que había pasado en Alcalá en un día que todo lo que me sucedió con Cabra. A mediodía me vestí, limpié la sotana lo mejor que pude, lavándola como gualdrapa, y aguardé a mi amo que, en llegando, me preguntó cómo estaba.

Un ala se volvía azul; otra, encarnada... Eran pequeñas banderas, á cientos, á miles, que se estremecían día y noche con la tibia brisa impregnada de sol, con el huracán acuoso de las mañanas pálidas, con el frío mordiente de las noches interminables. La lluvia había lavado y relavado sus colores, debilitándolos. Las telas, inquietas, tenían sus bordes roídos por la humedad.

Pero aún no había lavado su pecado original que llevaba en el nombre. El Provisor despreciaba el tal círculo. Visitación fue la primera dama agregada, por su prurito de agregarse a todo. Actualmente era la tesorera de las protectrices.