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Actualizado: 17 de junio de 2025


Por eso un buen Lógico puede conocer los defectos que por falta de cultura, y rectitud de juicio cometen los Autores que tratan la Teología. SAAVEDRA en la República Literaria, ya se quexa del poco juicio de algunos Autores de Jurisprudencia.

Sin embargo, fué tan irresistible su inclinación á la poesía, que no se vió satisfecho hasta que abandonó el estudio de la árida jurisprudencia, y se consagró por completo al culto de las musas. Su primera obra dramática se representó el 6 de junio de 1502 en la corte de Manuel el Grande.

La condesa se empeñó en que no siguiese carrera que le apartase de Lancia. Estudió, pues, en la universidad del pueblo la carrera de jurisprudencia, que es la capa con que los jóvenes ricos tapan su propósito de holgar toda la vida. Mientras duró, y mucho tiempo después de terminada, la condesa le tuvo sujeto a su autoridad de un modo que resultaba ridículo.

Para que en los pueblos floreciesen las ciencias y las artes sería lo más conveniente que en dicho pueblo de Candelaria se estableciese un colegio para letras y un hospicio para artes; en el primero se deberían enseñar desde las primeras letras hasta la teología, jurisprudencia, medicina y demás ciencias escolásticas que se tuviese por conveniente enseñarles a estos naturales, con todas las demás partes de educación y policía, teniendo a los jóvenes en clausura como colegiales para que, no rozándose con los otros, desechasen o no adquiriesen la rusticidad con que al presente se crían, y fuesen después útiles en sus pueblos, sin perder el amor a la patria, como sucedería si los sacasen a aprender fuera de la provincia.

La casualidad quiso que tuviese al día siguiente que renovar la escritura de un arriendo considerable. Esta operación se negociaba con un paisano viejo y muy astuto, á quien, sin embargo, conseguí ofuscar con algunos términos de jurisprudencia, diestramente combinados con las reservas de una prudente diplomacia.

Hasta los veintidós años había tenido la cabeza en su postura natural; pero desde esta época, en que le nombraron vicepresidente de la sección de derecho civil y canónico en la Academia de Jurisprudencia, había comenzado a levantarla lenta y majestuosamente como la luna sobre el mar en el escenario del teatro Real, esto es, a cortos e imperceptibles tironcitos de cordel.

Nunca se le dio a entender que tenía derecho, por el mismo rigor de la Naturaleza al criarla, a ciertas atenciones de que pueden estar exentos los robustos, los sanos, los que tienen padres y casa propia; pero que corresponden por jurisprudencia cristiana al inválido, al pobre, al huérfano y al desheredado.

La vida pública de la Academia de Jurisprudencia no se resume en los debates como el que acabamos de presenciar. Hay en su organización o vida interna ciertos mecanismos que tocan, o por mejor decir, entran de lleno en los dominios del derecho político y aun en el natural, o sea el que la naturaleza enseñó lo mismo a los hombres que a los animales: quod natura omnia animalia docuit.

La Religion le da máxîmas ciertas para juzgar lo que á ella toca: la Moral para buscar el bien y huir del mal: la Física para entender la naturaleza y juzgar de sus operaciones: la Jurisprudencia para conocer lo justo é injusto, la Política para gobernar los Pueblos con acierto; y así de las demas: de suerte, que cada qual debe trabajar en adornar esta potencia con máxîmas fixas y seguras, que le sirvan de norma para el exercicio de la razon.

Al tirar de la campanilla de su casa, y al preguntar la criada ¿quién es? exclamó fuera de : «¡Abre, muchacha, que tienes a tu amo Presidente de la Academia de Jurisprudencia!» ¡Noble y gloriosa emulación la que se establece en esta ilustre sociedad! ¡Qué importa que esta emulación vaya manchada en algunos casos por el fango de las malas pasiones!

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