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La leyenda de la sabia Eugenia, de su conversión, tentación y martirio, se encuentra en la relación de Simeón Metafraste, en Surii Probata Sanctorum, acta del 25 de diciembre. V. también la poesía de Alcino Abito, De Consolatoria castitati aude; Fabric, Bibliotheca graeca, tomo VI, pág. 524; Baronii, Annales ad annum 188, y Tillemont, Mem. eclesiast., tomo IV, pág. 12.

Comenzó primero en el reinado de Felipe IV. Verdad es que este monarca ilustrado, no sólo realzó sobremanera el aparato escénico en su palacio de El Buen Retiro, introduciendo lujo y magnificencia nunca vistos, sino que estimuló y protegió el arte en general, concediendo á los poetas más eminentes medios de vivir con descanso entregados á sus tareas, ganando no poca gloria por los bienes que dispensó á la literatura dramática, y por fomentar sus patrióticos intereses.

No se le debe desatender en las hemiplejias por apoplejía, ni en las parálisis reumáticas. Es esencial en las de la lengua, en cuya afeccion es muy útil la barita carbónica. § IV. Efectos fisiológicos y terapéuticos sobre los órganos de los sentidos y aparatos gastro-pulmonales.

Mucho debió afligirle la muerte de Felipe IV, por perder en él, no sólo su constante favorecedor, sino casi un amigo. Sin embargo, duraron sus relaciones con la corte, y se le encomendaron siempre, como antes, las fiestas dramáticas que se celebraban alguna vez en las ocasiones más solemnes. Su último drama fué Hado y divisa.

Felipe IV no encomendó sólo a Velázquez la ejecución de su pensamiento, sino que llamando varios artistas a modo de concurso, ofreció una recompensa a quien mejor lo interpretara.

Tomola Maxi y al poco rato se quedaba dormido con la boca abierta, haciendo una mueca que lo mismo podía ser de dolor que de ironía. iv Al ver dormido a su esposo, pareciole a Fortunata que se alejaba; encontrose sola, rodeada de un silencio alevoso y de una quietud traidora.

Extraordinario número de poetas en tiempo de Felipe IV y Carlos II. Francisco de Leyba. Jerónimo Cáncer. Los hermanos Figueroa. Fernando de Zárate. Antonio Coello. Jerónimo de Cuéllar.

A mi costa lo he aprendido, porque después de haber escrito la comedia titulada De un agravio tres venganzas, celebrada de mis contemporáneos y alabada por el Apolo de la tierra, por el gran Felipe IV, dejéme arrastrar de las influencias de mis competidores y asociarme con otros dos poetas para escribir otra comedia, por la cual he perdido la fama anterior, justamente ganada.

Era aquel personaje el quinto duque de Aldama, embajador en Londres de Felipe IV, y era el tío Frasquito hijo tercero del vigésimo duque del mismo nombre. Al pie del retrato había colgadas una daga y una espada de gavilanes, de exquisita labor y gran precio, que habían pertenecido al personaje.

IV, cap. Así pues nosotros conocemos intuitivamente dos modos de ser; la conciencia y la extension; la conciencia la tenemos en nosotros mismos, es un hecho subjetivo; la extension está fuera de nosotros, y su existencia nos la atestiguan las sensaciones, y en particular las de la vista y del tacto.