Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 5 de junio de 2025
¡De tal modo era intensa la esplendorosa irradiación de la «Pampita»...! Parece que está pesado el camino dijo Lorenzo. Este pedazo está feo le contestó Baldomero, antes sabía haber un pantano aquí; pero don Casiano lo está arreglando.
Y la iba abandonando toda noción del mundo, en esta irradiación y en este vago canto; su propio ser se desvanecía... Algunos minutos después abrió los ojos y se miró las manos llenas de lágrimas que no había sentido correr. Le pareció que había dormido un sueño de siglos y que en la profundidad de este sueño había experimentado un júbilo sin límites, intraducible por acentos de la tierra.
Las verdes hojas conservaban la nieve intacta y enhiesta como sorbetes encima de platillos de laca, y todos los frutos espolvoreados de escarcha ofrecían una entonación suave y espléndida, una irradiación discreta, como el oro velado por transparentes telas blancas.
El astro que había sustituído al sol, diríase que era su catafalco, su iluminado túmulo, su capella ardente. Imaginaos un cielo sombrío, y en medio de él una gran placa negra y de oro, una enorme estrella esmaltada..... ¡Yo no sé cómo os lo diga!..... Imaginaos el disco de la Luna, negro como el azabache, y en torno suyo una orla de lumbre formada por la irradiación del sol, que está detrás.
Su mente se dejó ir en alas de aquella sublime idea, perdiéndose en los espacios invisibles y sin confines. «¡Sentir luego la irradiación del bien en sí, y contemplarse uno en aquel todo etéreo y sustancial, infinitamente perfecto y sano, hermoso, transparente y placentero...!». Esto era ya un poco metafísico, y Fortunata no lo comprendía bien.
El dolor fecundaba su espíritu; multitud de intuiciones germinaban en su mente, como seres irónicos que hubiesen permanecido ocultos bajo una capa de ideas pesadas y groseras. Adriana le parecía una enemiga y él su antagonista, que luchaba con los ojos ciegos, a discreción de aquella alma tal vez maligna bajo la irradiación de su hechizo.
Involuntariamente juntó las manos. Un gran deseo de purificación la dominó; y en este generoso arranque que subía desde lo más íntimo de su alma, como un mar de ternura, reconoció una semejanza con la irradiación suntuosa y triste que derramaba el cielo sobre las deformidades viles de la tierra, reflejando la visión de aquella luminosa sierpe de púrpura que había pasado como un prodigio bajo sus ojos atónitos.
Palabra del Dia
Otros Mirando