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Actualizado: 19 de junio de 2025


Se inventaban tambien diariamente continuas infaustas noticias, á fin de que los pocos vecinos fieles no levantasen el grito; unas veces aseguraban que habian arrasado la ciudad de la Plata, otras que en Potosí los criollos, unidos y confederados con los indios de la mita, habian muerto á todos los europeos, y que en la ciudad de la Paz se habia querido egecutar la misma traicion que en aquella villa, y que habian muerto 200 europeos y 300 criollos; con otras novedades de esta naturaleza, que discurria la malicia para infundir terror y sumision á los leales.

Los de la administración por exceso de celo y por antipatía instintiva hacia la masa jornalera, que vivía sin acordarse de la religión, hablando á todas horas de sus derechos, inventaban á cada paso nuevas reglamentaciones para cercenar algunos céntimos de los jornales ó aumentar el trabajo en unos cuantos minutos.

La superstición y la ignorancia hacen bárbaros a los hombres en todos los pueblos. Y de los indios han dicho más de lo justo en estas cosas los españoles vencedores, que exageraban o inventaban los defectos de la raza vencida, para que la crueldad con que la trataron pareciese justa y conveniente al mundo.

A su calor no se contaban antiguas consejas, como presumía Trifón Cármenes que había de suceder por fuerza en todo hogar señorial, pero se murmuraba del mundo entero, se inventaban calumnias nuevas y se amaba con toda la franqueza prosaica y sensual que, según Bermúdez, «era la característica del presente momento histórico, desnudo de toda presea ideal y poética». El gabinete no era grande, eran muchos los muebles, y los contertulios se tocaban, se rozaban, se oprimían, si no había otro remedio. ¿Quién pensaba en los aguaceros?

De vez en cuando se sabía algo; una noticia que Cupido pescaba en los periódicos y propagaba por ahí; una revelación de la tonta doña Pepa, que contaba a los curiosos las glorias de su sobrina en el extranjero; muchas mentiras que se inventaban no se sabe dónde ni por quien. Todo esto quedaba oculto como el fuego bajo la ceniza. Si a esa muchacha no se le hubiera ocurrido volver a Alcira... nada.

No se me oculta, sin embargo, que han existido escritores, como Shakspeare y Molière, capaces de llegar, no en una, sino en muchas de sus obras, á un grado supremo de perfección; pero obsérvese que Shakspeare y Molière no inventaban sus argumentos, los tomaban donde bien les placía.

Bonis también creía que aquella vida no era para llegar a viejo; pero, a pesar de cierto vago temor a ponerse tísico, estaba muy satisfecho de sus hazañas. Se comparaba con los héroes de las novelas que leía al acostarse, y en el cuarto de su mujer, mientras velaba; y veía con gran orgullo que ya podía hombrearse con los autores que inventaban aquellas maravillas.

Palabra del Dia

consolándole

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