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La Junta, pues, es el precursor de un partido por lo regular, y esta clase de Juntas andan siempre por esos caminos interceptando, o interceptadas, cuando no están fuera del reino tomando aires, o tomando las de Villadiego, que de todo toman las juntas. La que en el día llama nuestra atención es la de Castel-o-Branco.

Esperad, esperad, señor dijo el duque de Uceda interceptando á su padre la puerta. En nombre de la ley divina y de la humana, apartáos, duque de Uceda exclamó Lerma con la dignidad que siempre tiene un padre respecto á su hijo. Esperad, os lo suplico, señor, no somos, os lo repito, el padre y el hijo, somos dos enemigos; vuestra es la culpa de esta enemistad; me habéis provocado.

Como en todos los pueblos de pescadores, en Lúzaro se ven lanchas en los sitios más extraños e inverosímiles: en una calle en cuesta, interceptando el paso; debajo de una tejavana, dentro de la guardilla de una casa. La ría de Lúzaro es pequeña, pero muy romántica; sobre ella se tiende un puente de un solo arco, por donde pasa la carretera de Elguea.

De que realmente haya existido no hay la menor duda, puesto que en el informe sobre construccion de una nueva capilla real escrito en 1644 para ser presentado al rey D. Felipe III, se dice hablando de este sitio: «No se pretende mudar de lo que labraron los árabes, pues ya se hizo la mudanza en tiempo de D. Iñigo Manrique, demoliendo una de las tres capillas que tenian en este sitio los árabesLos árabes pues tenian tres capillas, interceptando la del medio la nave central: hoy en las mezquitas de Africa y Asia solo se ve una, á un lado de esta misma nave, y en la posicion que ocupa la que acabamos de describir tan prolijamente.

Luego, viéndose sola, levantó los brazos, invocando la ayuda de la Sangre de Cristo, de la Virgen del Lluch, patrona de la isla, y del portentoso San Vicente Ferrer, que tantos milagros había realizado durante sus predicaciones en Mallorca. ¡Uno más, santo prodigioso, para evitar la monstruosidad que proyectaba su señor!... ¡Que cayese un pedrusco de las montañas, interceptando para siempre el camino de Valldemosa; que volcase el carruaje y trajeran a don Jaime entre cuatro hombres... todo antes que aquella vergüenza!