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Actualizado: 28 de junio de 2025
Luego venía la labor llamada Cava bien, durante Enero y Febrero, que igualaba la tierra, dejándola llana como si la hubiesen pasado un rasero.
Tardaron algunos minutos en vencer la escalera, cuya tortuosidad igualaba a las oscuras revueltas de la conciencia de un asesino. Por decir algo durante el fastidio de tan penosa ascensión, Salvador preguntó a su compañera si era de la familia del Sr. Tablas. Es mi padre replicó la cojuela. Pues no lo parece dijo el caballero . El Sr.
Sólo consintió el gavilán en perdonar a la paloma la vida, si el rey le daba de su propia carne cantidad igual en peso al peso de la paloma. Aceptó el rey el convenio y empezó a cortar pedazos de su carne y a ponerlos en una balanza, en uno de cuyos platillos estaba ya la paloma. Pero por más que el rey se despedazaba, nunca igualaba el peso del ave.
Conocía también como los dedos de su propia mano, el ceremonial y el orden de los coches, el puesto de los distintos grupos de la servidumbre, y otras particularidades que interesaban más a la gente antigua que a la moderna. En cuanto a elegir los sitios más propios y cómodos para verlo todo, nadie la igualaba. En la calle Mayor encontró a su antigua vecina Palo con ojos.
»Se equivoca usted le dije: la mejoría que siento la debo a usted, a su presencia. »En efecto, no me había sentido tan feliz en ninguna época de mi vida. Segura de mí y de mi corazón, Carlos temía hablarme de sus esperanzas, y mi reserva igualaba a la suya. Yo necesitaba decirle: ¡Este corazón te pertenece!
Esta es su única obra de fantasía. Las demás son todas eruditas, porque vive consagrado á los apuntes. Como crítico, no se le igualaba ni el mismo Cantarranas, aunque no faltan biógrafos que le equiparan á él, y hubo alguno que aseguró le aventajaba en muchas cosas.
No pasaremos adelante, por respeto al mismo Sr. de Pez, sin hacer una breve excursión al campo de la Aritmética. Es una observación o problema que el público ha formado muchas veces ante ciertas antítesis, que, a fuerza de repetirse, han llegado a sernos familiares. Cuando D. Manuel era Director, el boato de su familia igualaba al de una familia propietaria con quince o veinte mil duros de renta.
Parecíale que su voz era capaz de emitir los más profundos, los más calurosos, los más verdaderos acentos en defensa de los nobles principios de la época; le parecía que nada igualaba á su facilidad de expresión, á su lógica terrible, á su frase pintoresca y expresiva. En lo más callado de la noche, cuando en parajes solitarios se entregaba á sus meditaciones, se oía, se estaba oyendo.
Sus edificios eran suntuosos, casi todos de piedra labrada, y bien techados al modo de España. Nada igualaba la magnificencia de sus templos, cubiertos de plata maciza; y de este mismo metal eran sus ollas, cuchillos, y hasta las rejas de arado. Para formarse una idea de sus riquezas, baste saber que los habitantes se sentaban en sus casas en asientos de oro!
Palabra del Dia
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