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Actualizado: 26 de junio de 2025


No fue por medio de un pacto contigo y con tus companeros por lo que adquiri un poder sobrenatural; fue mi ciencia superior, mis privaciones, mi audacia, mis dilatados desvelos, mi fuerza de alma y mi habilidad en descubrir los secretos de los tiempos antiguos en los que se veia a los hombres y a los espiritus marchar juntamente e ignorar injustos privilegios.

No: Manuel podía rechazar esta sospecha cumplidamente, porque Felisa era tan modesta como desinteresada; no con la modestia que aparenta ignorar la propia belleza, sino con aquella otra que muy pocas mujeres tienen y que consiste en no abusar del poder que sus hechizos les conceden.

¡Ellas podrán no saber leer ni escribir, podrán ignorar las sutilezas del espíritu y aun hasta la existencia de la palabra psicología, pero nadie las sobrepasará en el arte difícil de conocer una flaqueza humana y de saber aprovechar y explotar su conocimiento!

Helósele de repente en las venas la sangre al cocinero mayor. Y tal comezón le dió en saber lo que le hubiera sido mejor ignorar, de tal modo le impulsaron su terror y su conciencia, que sin encomendarse á Dios ni al diablo, se acercó á las dos viejas y las dijo: Perdonen voacedes, pero he oído no qué de una muerte que me ha trastornado.

Por otra parte, lo mismo el conde de Pópoli que el duque de Arcos parecían ignorar el suceso; no tenían la menor reserva para con Teobaldo; no nos impedían vernos, y aunque irritados por mi resistencia, atribuían mi obstinación a la repugnancia que sentía al matrimonio más bien que a otra causa extraña.

Juan levantó sus ojos sombríos hacia María Teresa, y su cólera desapareció, no dejándole más que una herida secreta que sangraría mucho tiempo; él lo sabía bien... La que lo miraba con cara risueña, no sospechaba la turbación que su presencia provocaba. ¡Con tal que no lo supiera nunca! Juan creía que para él era cuestión de honor dejarle ignorar siempre las torturas que padecía a causa de ella.

En medio de estas íntimas miserias, cuya intensidad se redobla cada día, sólo hallaba algún consuelo al lado de mi pobre y vieja amiga la señorita de Porhoet. Ella ignoraba ó fingía ignorar el estado de mi corazón, pero, en alusiones encubiertas, y tal vez involuntarias, posaba ligeramente sobre mis llagas sangrientas la mano delicada é ingeniosa de la mujer.

Esa poca de guerra, que empieza ahora, en nuestras provincias, es indudablemente por derechos claros y bien entendidos: sobre todo, si alguno de los partidos contendientes pudiese ir a ciegas en la lid, e ignorar lo que defiende, no sería ciertamente el partido más ilustrado, es decir, el liberal.

Palabra del Dia

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