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Actualizado: 29 de junio de 2025


Sentíame con nueva vida, con centuplicadas fuerzas en mi espíritu y en mi cuerpo; sentíame capaz de todo, de la abnegación, de la lucha, hasta del heroísmo, porque la presencia y las palabras de Inés habían abierto desconocidos horizontes, inmensos espacios delante de . Antes de llegar a la posada, fuerte ruido de tambores y cornetas me anunció la salida del ejército.

Su hermano Nicolás había de parar en canónigo, y quién sabe, quién sabe si en obispo... En fin, que por todos lados se ofrecía a la joven pareja horizontes sonrosados. En estas y otras conversaciones se pasaron la primera noche, hasta que se retiró Maximiliano a su casa, quedándose Fortunata tan pensativa y preocupada que se durmió muy tarde y pasó la noche intranquila.

No podré decir cuántos instantes se pasaron de este modo. Cuando los vapores se condensaron en la parte superior de las praderas más bajas, y los últimos horizontes comenzaron á borrarse en la sombra creciente, Margarita se levantó. ¡Vamos dijo á media voz, y como si una cortina hubiese caído sobre algún sentido espectáculo esto acabó! Luego, comenzó á descender y yo la seguí.

Las obras histórico-literarias, por su índole especial, no penetran inmediatamente en la vida y en las creaciones de la poesía, pero pueden trazar nuevos derroteros á las facultades poéticas, para que sus trabajos tengan éxito, dilatar sus horizontes y enriquecerlas con nuevas ideas.

La desventura de Medina, como las de Pompeya y Herculano, tiene fecha determinada. ¡Tal día de tal año amaneció rica y poderosa, y á la noche era un montón de ruinas! Pero mientras nosotros pensábamos en esto, el tren había dejado ya atrás á Medina del Campo, y corría por más alegres horizontes..... Hagamos nosotros lo mismo. De Medina á Salamanca hay 77 kilómetros.

Ramiro se entretenía en curiosear los misterios de la techumbre o en contemplar la ciudad y los horizontes, desde aquella elevación que producía en todo su ser el antojo de un vuelo fantástico. Franco era mezquino de cuerpo. Cuando algo le preocupaba mascábase el bigote nerviosamente. Su mujer, Aldonza González, a quien todos llamaban la extremeña, era, en cambio, garrida y vigorosa.

Las suaves tintas del crepúsculo sombreaban en ese mismo instante el océano de follaje medio dorado por el otoño; los sombríos pantanos, los verdes prados y los horizontes de entrecruzadas pendientes que se mezclaban y sucedían bajo nuestros ojos hasta la más lejana extremidad.

Una que otra, bella noche de luna a la altura de los trópicos. El mar tranquilo arrastra con pereza sus olas pequeñas y numerosas; los horizontes se ensanchan bajo un cielo sereno. La soledad por todas partes y un silencio grande y solemne, que interrumpe sólo la eterna hélice o el fatigado respirar de la máquina.

La Musa de la Noche sabe la cifra del amor, del dolor y del misterio, y me inicia en sus ritos sobrehumanos, mientras los otros hombres los hombres sanos que viven de día duermen en un grotesco amontonamiento de carnaza, como cansadas bestias sin horizontes en el pensamiento. Y también sin el exquisito tormento de la Poesía.

Navegando en popa llevábamos rumbo derecho en demanda de la bocana del Canal de Cagraray. La pantalla que nos cerraba los horizontes del Poniente, en la extensa punta de Calao-Calanan, fué desapareciendo á medida que íbamos ganando en altura, dibujándose primero una ligera nube, que poco á poco fué aclarándose hasta mostrarse á nuestra vista el canastillo de flores que forma el Cabo del Diablo.

Palabra del Dia

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