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Actualizado: 10 de junio de 2025


Si es difícil trasladarse en espíritu á principios del siglo XVI sin salir de España, más lo es volar á Grecia ó á Italia no pocos siglos antes, y no por eso dejo de atreverme á decir que comprendo, estimo y admiro á Píndaro, á Horacio, á Virgilio, á Dante y al Petrarca.

Eran las seis columnas referidas de finísima turquesa, segun testimonio del concienzudo Ambrosio de Morales; singularidad que merece notarse por la dificultad de hallar piezas de turquesa de tan grandes dimensiones, lo cual haria creer que estas columnas se trajeron de muy lejos, de Grecia tal vez, ó del Oriente, donde han solido hallarse masas voluminosas de dicha sustancia.

Todos en Europa despertamos á una nueva vida gracias á estos cruzados de la libertad... Los pueblos evocan imágenes en mi pensamiento. Si recuerdo á Grecia, veo las columnatas del Parthenón; Roma señora del mundo es el Coliseo y el Arco de Trajano; la Francia revolucionaria es el Arco de Triunfo. Era algo más, según el ruso.

MEND. ¡Gracias al cielo que estos muros veo, Ya de mi cautiverio el cuello libre! ¡Oh generoso Alcaide!, claro ejemplo De aquellos capitanes felicísimos Cuyas cenizas honra Italia y Grecia. Mas ¿cómo es esto? Salgo de entre moros Y el primero que encuentro es moro en casa. NU

Para que un pueblo esté bien gobernado, para que sea feliz, es preciso que se difunda la ilustración; para que un pueblo sea libre, es preciso que sepa mucho... y esté bastantemente ilustrado... véanse si no Grecia y Roma; aquéllos eran pueblos libres... ¡pero lo que se sabía allí! ¡qué pueblos tan ilustrados! ¿Qué tiene que ver la España del siglo XIX con la Grecia de Licurgo y la Roma de Numa?

En comedias, cuya acción se supone ocurrir en Roma ó Grecia, aparecen con vestidos españoles. Todas cuantas he visto, se dividen en tres actos, que llaman jornadas. Comienzan con un prólogo, acompañado de música , y cantan tan mal, que parecen chiquillos aullando. Entre las jornadas hay entremeses ó bailes, que suelen ser lo mejor del espectáculo.

Pero lo hermoso de las casas hindús era la fantasía de los adornos, que son como un trenzado que nunca se acaba, de flores y de plumas. En Grecia no era así, sino todo blanco y sencillo, sin lujos de colorines. En la casa de los griegos no había ventanas, porque para el griego fue siempre la casa un lugar sagrado, donde no debía mirar el extranjero.

En el período de poco más de un siglo que media entre Fidias y Praxiteles nacen en el suelo reducido de la Grecia centenares de escultores, la mayor parte desconocidos para nosotros, pero cuyas obras, carcomidas y mutiladas como salen de entre los escombros, nos llenan de admiración y alegría.

En lo de darles socorro se escusó, por parecelle que al rey Don Fadrique de Sicilia su hermano le convenia mas el dársele: que él estaba léjos, y difícilmente se podrían dar las manos, ni sustentar cuando se ganasen las provincias de Grecia con Cataluña; pero agradeció y estimó su voluntad.

Sin duda presentía que, al andar de los siglos, serían las castañuelas el instrumento nacional femenino de su patria nativa, independizada del imperio romano. De manera que los «paliyos» no son una creación española: vienen de Grecia, pasan por Roma y arraigan en España, la cual agrega el jaleíto, los ¡olé! ¡olé! estimulantes del palitroqueo.

Palabra del Dia

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