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Actualizado: 26 de junio de 2025


Esta obra debiera ir a un Museo». Y para , mascando más fuerte y metiendo más la mano en el bolsillo: «Vaya una mamarrachada... Es como salida de esa cabeza de corcho. Sólo , grandísimo tonto, haces tales esperpentos, y sólo a mi mujer le gustan... Sois el uno para el otro». Retirose aquel día del trabajo D. Francisco más fatigado que nunca.

Pero, en fin, tanto hicieron el barbero, Cardenio y el cura que, con no poco trabajo, dieron con don Quijote en la cama, el cual se quedó dormido, con muestras de grandísimo cansancio.

¡Ah, grandísimo tentador!... ¡Galeoto con mostachos de algas!... ¡Celestina de arrugas verdes!

Rafaela sintió sin duda grandísimo pesar, pero no le faltó energía para disimularle, y a los ojos del público apareció impasible y serena, así en los días que precedieron a la partida de Juan Maury como después de su partida. Lo que pasó, durante aquellos días, en el corazón de Rafaela, no lo supo más que una persona.

Sancho, con esta tan agradable respuesta, con grandísimo gusto volvió a su amo, a quien contó todo lo que la gran señora le había dicho, levantando con sus rústicos términos a los cielos su mucha fermosura, su gran donaire y cortesía.

Estando pues aquí, ha comenzado El demonio sus cosas tan usadas; Salazar que con otros se ha juntado A Juan de Osorio dan de puñaladas. Envidia y cobardia lo han causado, Por ser las obras dèl tan señaladas: A don Pedro hicieron que creyese Que le iba en esta muerte el interese. Al principio el error, aunque pequeño, Grandìsimo se hace al fin y cabo.

¡Granuja! ¡Grandísimo perro! ¿Conque eres el que me quitas el agua del molino? ¡Te voy a desollar vivo! ¿Es tu padre quien te enseña esas picardías? ¿Es el maestro quien te las enseña? ¡Desvergonzado, cínico! Le tenía asido fuertemente por entrambas orejas, y a cada interrogación le daba una fuerte sacudida.

Para legislar hay que conocer las localidades, y muchas veces hemos repetido, que el que crea conocer á Filipinas conociendo solo á Manila, está en un grandísimo error.

Lo segundo es absolutamente malo, que religiosos se metan tanto en cosas de estado, debiendo solo atender á la salud de las almas, y de sus prójimos, pues se retiraron del mundo para esto; y que con este medio se metan mas en ellas que los seglares, cosa es de grandisimo daño y digna de eficaz remedio, por algunas muy malas consecuencias, que de ello se siguen.

Ella le felicitó sonriente y maternal por sus versos, que indudablemente no había leído, y por su drama, que no conocería nunca. Casi era un grande hombre. ¡Cómo podía imaginárselo así cuando le había visto por primera vez en París!... Además, me han dicho que es usted un grandísimo «golfo». Ojeda se inclinó sonriente, con exagerada cortesía. Y usted también, según dicen, parece un poco «golfa».

Palabra del Dia

rigoleto

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