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Actualizado: 21 de julio de 2025
El Mosco soltaba estos apellidos con cierta unción, entre admirado de su gloria y orgulloso de haber conocido a los que los llevaban, y hacía un mohín de asombro al oír que Maltrana declaraba francamente no conocerlos. Por algo sospechaba que el periodismo estaba en decadencia. La admiración del Mosco se posaba en las más raras cualidades de aquellos genios.
Yo no soy, ni merezco ser, un santo; pero ¿por qué no he de ser un sabio, un conocedor de aquella magia, que sin ofender al cielo, sin buscar el auxilio de genios o de ángeles réprobos y valiéndose sólo de medios naturales, acierta a producir prodigios pasmosos? En esta ciencia te iniciaré yo, porque te creo capaz de estudiarla y de alcanzarla.
Al contemplar todas esas figuras, bajo las sombras del templo desierto, se comprende bien la superioridad de los genios que, profundamente agitados por el sentimiento de la piedad y la idea cristiana, han creado un arte nuevo, dándole el sello de la majestad, la uncion y la santidad. Esto es precisamente lo que mas resalta al recorrer el salon que contiene únicamente obras de Murillo.
Las montañas que tienen, á lo menos, el mérito de ser hermosas, forman parte del número de esos dioses que van perdiendo ya sus adoradores. Sus truenos y sus aludes no son ya para nosotros los rayos de Júpiter: sus nubes dejaron ya de ser los vestidos de Juno: ya subimos sin temor á los valles altos, residencia de los dioses ó guarida de genios.
Siguieron pasando días sin que nada interrumpiese la monotonía de aquella larga navegación. La Providencia, el destino, los genios o los númenes que gobiernan el viento y las olas, o la misma estrella de Morsamor, según cada uno quisiera explicárselo, dispusieron las cosas de manera que la nueva Argo no halló en su camino tierra alguna donde pararse.
Nótese en el capitel africano del tiempo de Almanzor cuán brevemente pasó la ornamentacion del garbo á los primores, del brio á la timidez, del franco y libre perfilar al prolijo y nímio afiligranado, en cuyo minucioso ejercicio se perdió lastimosamente en las épocas sucesivas aquel gusto varonil que prometia al Occidente un renacimiento dichoso del arte antiguo seis siglos antes de venir al mundo los grandes genios del tiempo de Leon X.
La grandeza del hombre no está en anticiparse á su siglo, cosa imposible por demás, sino en adivinar sus deseos, responder á sus necesidades y guiarle á marchar adelante. Los genios que el vulgo cree se han adelantado al suyo, solo aparecen así porque el que los juzga los ve desde muy lejos, ¡ó toma por siglo la cola en que marchan los rezagados! Simoun se calló.
Al reconocer Morsamor tal como es la tierra en que vivimos, había disipado el encanto que nos hizo señores de ella. La abandonaba su fe y con su fe la abandonaban los genios, los dioses y los poderes e inteligencias sobrenaturales que sucesivamente su fe había creado. Esquilmado y seco el suelo, no se prestaba ya, aun herido de nuevo por el corcel con alas, a que brotase de él otra Hipocrene.
Apágase momentáneamente la inspiración de los artistas flamencos en el siglo XVI y se traslada á Italia, donde viven y trabajan á un mismo tiempo algunas docenas de genios portentosos, cada uno de los cuales bastaría para ilustrar un siglo.
Ahora comprendo por qué tantos escritores malos tienen tantos y tan buenos admiradores. Con dos admiradores más, yo me volveré completamente idiota. Desgraciadamente, en la literatura española no hay más que genios.
Palabra del Dia
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