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Actualizado: 23 de junio de 2025


Para él, quien llegaba a la silla de Toledo era un hombre perfecto, cuyos actos no se podían discutir, y hacía oídos sordos a las murmuraciones de canónigos y beneficiados, los cuales, fumando un cigarrillo en el cenador de su jardín, hablaban-de las genialidades de aquel señor de Inguanzo, indignado contra el gobierno de Fernando VII porque no era bastante «neto» y por miedo a los extranjeros no osaba restablecer el saludable Tribunal de la Inquisición.

Llegada la edad de la razón, Juan y Pedro fueron buenísimos para ella. Sus corazones no cesaban de brotar y consagrarle nuevos tesoros de ternura. ¿Quién la quería mas? Era imposible averiguarlo. Del carácter sensato y juicioso del uno, de las genialidades prontas e irreflexivas del otro, surgían continua e inesperadamente pruebas de amor filial.

Era su único heredero, una mala cabeza que alteraba con sus genialidades el bienestar tranquilo que rodeaba al viejo Brull descansando de sus rapiñas.

En aquel instante hallaba disculpa para sus traiciones y legítimos todos sus caprichos y genialidades, por extravagantes que fuesen. «Un ser tan soberanamente bello se decía tiene derecho á ser voluble, ya que nadie en el mundo lo merece por completo. Bastante felicidad produce con dejarse ver: ¿por qué le hemos de exigir que se sacrifique

Aquel dinero que tal vez llevaba en el bolsillo, más de treinta mil pesetas, representaba los últimos esfuerzos de su madre para sacar a flote la fortuna de la familia, puesta en peligro por las genialidades de don Ramón.

Después venían sus genialidades, sus caprichos que habían constituido una leyenda.

El señor Fermín reía en la viña, repitiendo a los trabajadores las ocurrencias graciosas del de San Dionisio. Eran bromas de acción, en las que siempre había una víctima; genialidades crueles, para regocijar a un pueblo rudo.

En cuanto se casen mis hijas, en vez de pasar el verano en Sarrió, donde se guardan las mismas etiquetas que en Lancia, me iré a Rodillero a respirar aire fresco y a pescar robalizas. Atiende, Micaela, no seas tan viva, mujer... Comprende que a tu marido no le han de gustar esas genialidades; querrá que le contestes con razones...

Ni que esto fuera una oficina de policía ó una expendeduría de pasaportes. Ya estoy acostumbrado á tus genialidades, y como quiera que conozco perfectamente al capitán, puedo decirte es andaluz, joven, de buen humor, casado, su mujer es guapa y lo hace completamente feliz; tiene un chiquitín muy mono, algunos miles de pesos y no conoció á su suegra. ¿Cuándo sale el vapor?

El viaje de Sacramento y su marido duró más de un año: al volver estaban ya desavenidos. En un principio el barón, como caballero que repugna publicar su desacierto, transigió con las que llamaba genialidades y ligerezas: luego trató de ocultarlas, y cuando ni esto pudo, fingió ignorarlas.

Palabra del Dia

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