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Actualizado: 2 de julio de 2025
Vamos luego a rezar nuestro rosario a la iglesia o a nuestro gabinete; paseamos después hasta la noche, y durante la velada, mientras yo juego al ajedrez con mi marido, las niñas se entretienen aprendiendo de memoria algunas de las fábulas de La Fontaine.
LIONEL. ¡Gatita mía...! ¡Mi comadreja...! ¡Mi conejito...! LINE. ¡Calla...! ¡Yo conozco eso...! ¡Eso es de La Fontaine...! LIONEL. Sí; el fabulista halló todos los bonitos nombres de amor que se toman prestados de los animales... LINE. ¡Oye...! Me parece que es ya «el oporto menos cinco».
Cincuenta años hace que escribo para el teatro me dice Sardou, y el éxito aún sigue sonriéndome. Ahí está «La bruja», estrenada ayer... Como para La Fontaine, mi preocupación única es gustar, lo que logro examinando escrupulosamente los gustos de mi siglo.
Hortensia, mi hermana mayor, me estrechaba entre sus brazos. Y Amelia, mi hermana menor, que se encontraba en un extremo de la sala entretenida en ver los grabados de una obra de La Fontaine, acercose a mí con el libro en la mano. Lee, hermano mío, lee me dijo, con lágrimas en los ojos. Era la fábula de Las dos palomas.
Caminando por las ásperas montañas, encontré en una de las fábulas de La Fontaine el asunto para una comedia en cinco actos, que nuestros últimos acontecimientos políticos podían hacer bastante intencionada. Detúveme en Bagnères para escribirla. En un lugar verdaderamente delicioso, al lado de la hermosa casa de M. Lugo, alquilé una casita que daba a las alamedas de Maintenon.
Es evidentemente en virtud de una ficción muy inverosímil y de una alucinación muy amplia, que nosotros atribuimos a los animales nuestras costumbres y nuestras pasiones, y, sin embargo, La Fontaine es más rico él solo en tipos de una sorprendente realidad que todos los demás poetas juntos.
Este animal sólo existe en la región asoleada del olivo, y París, donde vivió La Fontaine, no tiene olivos. Es indudable que tomó esta historia de los griegos. Los niños de la Atenas de Pericles, al ir á la escuela con su capacito de esparto lleno de higos secos y de olivas, se contaban el cuento de la cigarra imprevisora que tuvo que pedir un préstamo á la hormiga.
Al pasar junto a Rafael, este le dijo al oído, aplicando las palabras de la fábula del cuervo de De la Fontaine: Si el gorjeo es como la pluma, es el fénix de estas selvas. ¡Cuánto tenemos que agradeceros dijo la condesa a María vuestra bondad en venir a satisfacer el deseo que teníamos de oíros! ¡El duque os ha celebrado tanto!
No se puede contentar a todo el mundo. La Fontaine ha dicho eso en verso, no recuerdo dónde. ¿Qué va a ser de mí? Lo pierdo todo. ¿Cree usted? Sin duda. Los millones, pues, para usted no son nada. Usted es mujer precavida, y ha ido siempre a lo práctico. ¿Esa opinión es la de usted? La mía y la de otros. ¿La de don Diego, acaso? Es posible. Pues es bien injusto.
Palabra del Dia
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