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Actualizado: 17 de noviembre de 2025


En el fondo de misma y por un sentimiento muy femenino, Liette temía y deseaba al mismo tiempo conocer al fin a aquel Raúl del que se hablaba tanto en el pueblo y a quien ella había sólo vislumbrado desde la ventana al despertar por primera vez en Candore. ¿Era simple coincidencia, prudente disimulo o cálculo habilidoso?

Estos actos de despotismo habíanle granjeado la animadversión de los clérigos afrancesados y del sexo femenino. A D. Miguel le daba un ardite por tal animadversión. El goce de su vida no era ser querido o admirado, sino hacer en todo tiempo y ocasión su voluntad.

Un hombre honesto y de buena familia debe salir poco de casa, preocuparse únicamente de su administración, educar á los hijos pequeños, oir en silencio á su esposo femenino, sin contradecirle nunca; evitar las conversaciones sobre cosas públicas, que corresponden únicamente á las mujeres.

El P. Narciso era, como ya sabemos, el director espiritual y el ídolo del sexo femenino de Peñascosa.

El padre Arce decía que para él era caso de conciencia consentir en el capricho femenino; pues una vez que se negó a conceder tal licencia acontecióle que, a los tres días, se le presentó la niña del antojo llevando el feto en un frasco y culpándolo de su desventura.

Habíase inaugurado aquella semana el tranvía del barrio de Salamanca, y lamentábase el académico de que el vulgo de Madrid se empeñase en hacer masculino el nuevo vehículo, contra el dictamen de algún colega suyo, que por femenino lo tenía.

María Teresa era bondadosa; después de haber juzgado la acción de su prima, le buscó circunstancias atenuantes. Espiritual, alegre, con un rostro de facciones regulares, Diana carecía de ese encanto femenino que poseen a veces las más feas; su talle era poco esbelto, su cabellera pobre y su tez sin frescura. La atendían de buena gana, pero si sus amigas se ponían a su lado, no la miraban más.

Mientras había permanecido por allá habían corrido en la aldea, entre el elemento femenino, rumores de gran sensación, noticias estupendas.

Las señoras se confiaban a ellos, hablándoles con el descuido que da la ausencia de todo peligro. Luego, sus tertulias en la cervecería eran una prolongación del chismorreo femenino, mencionándose por todos ellos los defectos ocultos de las damas más famosas, con una delectación hostil, como si les complaciese las debilidades y miserias de un sexo enemigo.

En aquella época las costumbres no habían adquirido ese grado de pulimento en que la idea de las consideraciones sociales pudiera retraer al sexo femenino de invadir las vías públicas, y si la oportunidad se presentaba, de abrir paso á su robusta humanidad entre la muchedumbre, para estar lo más cerca posible del cadalso, cuando se trataba de una ejecución.

Palabra del Dia

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